Se trata de Stevens Millancastro quien trabajó junto con la víctima en las oficinas de un fabricante de artículos de plomería. El hombre fue captado masturbándose en al menos ocho ocasiones en su lugar de trabajo para luego depositar el semen en un frasco de miel que su colega consumió sin saberlo.
El hombre y su víctima eran amigos de trabajo, la mujer nunca imaginó lo que Stevens hacía a escondidas. La joven después de enterarse de lo ocurrido, demandó a Stevens, la policía se enteró del caso y tras una revisión, el hombre fue condenado a prisión.