Sergio González Levet / Ustedes perdonarán, pero no logro recordar fehacientemente el nombre del Coordinador de Comunicación Social del jefe Cuitla (como le llaman algunos muy allegados al Gobernador de Veracruz). No sé si este muchacho es muy codo o muy gris o muy desapegado a los periodistas, pero por más que hago el esfuerzo y me prometo memorizar su nombre completo, nomás no se me da.
Si me atengo al archivo de mi mente, sólo alcanzo a pensar que se llama algo así como Juan o Esteban o Iván, y su apellido primero es, tal vez, López o Lumen o Luna. Del segundo nombre ya ni me preocupo, porque se mantiene en algún lugar recóndito de la oscuridad de mi pensamiento.
Déjenme buscar, por favor, en Google… ¡Ya! Se llama Iván Joseph Luna Landa. Y no me pidan que consulte otra vez.
Bien, a lo nuestro: alrededor de la oficina de Comunicación Social del Gobierno del Estado siempre se han tejido rumores que rayan en la exageración, sea cual haya sido el partido que gobierne en Veracruz.
Pero ahora, y como una especie de venganza histórica de la 4T, la oficina de prensa actual ha hecho mover el polvo a los exagerados porque en verdad que está mandando mensajes y a veces algún comunicado medio mal escrito (o medio bien escrito, según se vea como el vaso medio vacío o medio lleno) que en verdad dejan como un niño de mamila a la imaginación e inventiva que pudieron tener sus homólogos priistas o panistas.
Lo digo porque el señor… ¿Esteban?… que debería dirigir los destinos de la comunicación oficial si ésta existiera, se acaba de aventar un rollo público que es digno de pasar a la historia de la ignominia, sólo comparable con las mentirotas del señor Bola Nueve o con los dislates del señor Bola Ocho.
Así como el doctor Butcher salió a decir que el sector salud está como nunca de bien en el estado, el joven… ¿Lumen?… se aventó la genialidad de asegurar públicamente que su oficina ha hecho algo en estos dos años de gobierno cuitlista.
Y miren que hay rumores sobre esa oficina que podrían considerarse excesivos, como el de que laboran en esa dependencia 500 personas, de las cuales 498 no han dado un palo (saludos a las dos personas que salvan la honra con su profesionalismo y su productividad, tan demodé en esta administración).
El dato resulta aterrador si pensamos que en 1988 había unas 70 personas laborando en prensa del estado y que en la excesiva administración de Javier Duarte apenas llegaban a 200.
Como que 500 gentes son muchas para una oficina que no produce nada, que no sea lástima.
Y como que el joven… humm… como se llame… mejor debería cerrar la boca, para no seguir poniendo en ridículo a su jefe, al que debería cuidar.
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