Esta depresión causaría que muchos trabajadores de esa industria quedarían sin trabajo; muchos actores también quedarían sin trabajo, porque muchas de las películas que se producen en México cuenta con el apoyo del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine.
Pero esas personas, trabajadores y actores de cine no importan, porque los que se quejan son «representantes de grupos de intereses creados». Nada en este país que se oponga al gobierno de López Obrador es legítimo, sólo su lucha fue legítima; sólo él es oposición legítima. Bien dice el Financial Times, nos enfrentamos a un “caudillo autoritario” con López Obrador. Pero el Financial Times tampoco es legítimo para el presidente.