Mario Molina, en 1995 recibió junto con Frank Sherwood Rowland y Paul J. Crutzen el Premio Nobel de Química. El científico mexicano, egresado de la UNAM junto con sus compañeros de premio advirtieron sobre la amenaza de los clorofluorocarbonos en la capa de ozono; los clorofluorocarbonos eran utilizados en botellas en spray tanto de los desodorantes, como de fijador para el pelo y otros productos.
A partir de esa advertencia se empezó a tomar más en serio el agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, el estudio de Molina y Rowland volvió a cobrar relevancia debido a que incidió en las firmas del Convenio de Viena y del Protocolo de Montreal. Cabe mencionar que el agujero en la capa de ozono es uno de los factores que están causando el cambio climático en nuestro planeta.