Una mujer, estuvo desde los 18 años intentando quedar embarazada sin poder conseguirlo, debido a una enfermedad llamada endometriosis, sin embargo, hasta hace unas semanas se dio cuenta que tenía 12 semanas de gestación. La mujer, feliz y esperanzada junto con su pareja contaron a sus familiares la nueva, quienes les dijeron que era la mejor noticia que les pudieran haber dado.
Toda la felicidad se rompió en pedazos cuando a las 18 semanas de gestación un examen mostró que las posibilidades de que su bebé sobreviviera eran escasas. Los resultados mostraron que el bebé tenía problemas en la vejiga, además los pulmones, riñones y corazón no estaban desarrollándose adecuadamente.
Después de saber que su bebé no tendría posibilidades de nacer con vida se vio obligada a tomar una decisión dolorosa, la mujer optó por abortar, pues los doctores le informaron que el bebé nacería muerto. A la mujer no le fue fácil encontrar una clínica que pudiera realizar este procedimiento y aún peor con las medidas sanitarias era casi imposible.
Muchos la rechazaron al grado de hacerla sentir mal. El Servicio Nacional de Salud Pública en Inglaterra pidió a los hospitales que tuvieran más sensibilidad en estos temas. La mujer ha dicho que está cansada de intentarlo e intentarlo, se tomará un tiempo para superar este terrible momento.
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