Salvador Muñoz / Cuando entrevisté a Ricardo Landa, a días de rendir protesta como dirigente del PRI, una última pregunta le hice: “¿Eres licenciado en…?” Carraspeó y se sinceró: “No he terminado la carrera…”
No me extrañó la respuesta, pues conocía a quienes involucrados en la política, los envolvía tal pasión que dejaban sus estudios a medias.
En este caso, al tiempo, platicando con un amigo, me confiaba que cuando Fidel Herrera solicitó una propuesta para dirigir al CDE del PRI, Tonicho Márquez Hernández sugirió a Ricardo Landa. Tío Fide dijo adelante, se hicieron los preparativos, se permeó a la sociedad política del cambio, empezó a sonar el nombre de Ricardo y ya, cuando se fijó fecha de la entronización, el gobernador preguntó los palmarés del cuasi-dirigente tricolor y fue cuando Tonicho averiguó que su propuesta no había terminado la carrera… hasta donde tengo entendido, no era impedimento para ser dirigente del partido, pero el Tío era muy quisquilloso es esos asuntos. Con el tiempo encima, con todo listo para hacerlo, y con el enojo del de Nopaltepec, llegó Ricardo al edificio de Ruiz Cortines con Francisco Moreno, pero con una indicación muy precisa: terminar la carrera cuanto antes.
Lo dijimos: a muchos les envolvía la pasión por la política y hasta cambiaron de sistema para acudir los fines de semana a clases… pero esto es en cuanto a política… hay casos igual donde la variante es el trabajo. ¿Recuerdan el caso de Ricardo Ahued? No preciso el dato, si continuó sus estudios siendo alcalde o siendo diputado… al ahora Senador se ve que le ganó en su momento el interés por meterse de lleno en el negocio familiar y por un ratote, se olvidó de continuar su carrera…
Esto viene a cuento porque en el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, se dio un caso interesante: un ciudadano pidió conocer “comprobantes de estudios académicos” de un diputado. La respuesta del IVAI fue negativa, porque a juicio de dos cosimionados, Magda Zayas y Alfredo Corona, para ser diputado no se requiere título académico; por otro lado, la Comisionada Presidenta, si bien estaba de acuerdo con el argumento de los otros dos, defendía la transparencia… ¡vamos! hasta si se quiere ver de este modo: una cuestión de honestidad y por ahí, si les cabe, de ética.
Dejemos a un lado el IVAI… ¿a usted le interesa saber qué estudios tiene su alcalde? ¿qué estudios tiene su diputado? Supongamos que sí, ¿y cuál sería el objetivo? En lo particular, si yo sé que el diputado, por poner un ejemplo, Juan Javier Gómez Cazarín, es Contador, quizás pudiera expresarle mis dudas con respecto a la distribución del presupuesto en el Congreso, por citar un ejemplo simple, insisto.
El asunto es que es una suposición, porque el Carón y los siguientes legisladores no muestran en la página del Congreso local, su curriculum: Vicky Virginia Tadeo, Víctor Vargas Barrientos, Adriana Esther Martínez Sánchez, Carlos Manuel Jiménez Díaz, Ana Miriam Ferráez (Morena), Ricardo Arturo Serna Barajas (PAN), y Antonio García Reyes (PRI).
Si bien estoy de acuerdo que la representación popular no exige grado académico, creo que la sociedad está en su derecho a exigir transparencia de sus servidores públicos siempre y cuando no transgreda su privacidad… ¿el ciudadano tiene derecho a saber si un carnicero, un dentista, un ganadero, un ama de casa, un doctor, un cirujano, lo representa ante el Congreso local o federal o en cualquier otra instancia? yo creo que sí… aunque dos cosimionados supongan que lo que un ciudadano quiere saber, no es materia de transparencia…
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