El día 27 de septiembre la policía recibió una llamada en la que les informaban sobre una pelea que se llevaba a cabo entre una pareja. En la llamada les señalaron que los hechos estaban ocurriendo en la colonia Lomas de Polanco, en Guadalajara, Jalisco. Cuando la policía llegó al lugar encontraron a una fémina de 35 años de edad, la mujer estaba en una habitación, tirada en un charco de sangre; tenía heridas en la cabeza, cara y cuello. La pareja tenía tres hijos los cuales se encontraban en la habitación gritando de espanto.
Los niños contaron que el padre los había obligado a ver cuándo asesinaba a su madre. Dos de los menores se encontraban llorando y gritando desesperadamente, el otro se mantenía en un estado catatónico sin pronunciar ninguna palabra; parecía que el niño había quedado ido al ver lo que su padre le hacía a su madre.
Los policías preguntaron a los menores hacia donde se había ido el culpable, pero no supieron decirlo. Los vecinos cooperaron con la policía y les indicaron el rumbo del asesino, así como también consolaron a los niños. Horas más tarde el culpable fue detenido y se identificó como Manuel. Manuel dijo que asesinó a su mujer porque ya lo tenía hasta la madre, pero negó que lo hiciera frente a sus hijos.
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