Armando Ortiz / ¿Se imagina usted a elementos del Ejército obedeciendo las órdenes de una alcaldesa? Pues resulta que en los ratos que anda sobrio, Ernesto Cuevas, el famoso “Gallo Bolo”, se cubre con su manto de inocencia y se pone a acusar a las autoridades que afectan su vida de bandolero. Se recuerda todavía el pleito que tuvo con el entonces secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marie, a quien acusó de ser represor. El caso fue muy simple, Ernesto Cuevas andaba de borracho en su camioneta, cosa que los vecinos de Alto Lucero y Juchique de Ferrer saben bien. Téllez Marie desde el Congreso le reviró: «fue en un operativo de alcoholimetría en el cual, totalmente ebrio se presentó ante las autoridades de tránsito y dejó abandonado su vehículo, una Ford de color naranja y tenemos las imágenes correspondientes». El diputado Ernesto Cuevas reconoció que sí lo detuvieron, pero alegó que en la primera detención que fue en Vega de Alatorre, él llevaba su camioneta con gente y que no le encontraron armas. Ahora, el subsecretario del Medio Ambiente acusa que Lizbeth Portilla, alcaldesa de Juchique de Ferrer utiliza al Ejército para golpear a su hermano Cruz Cuevas. Dice el “Gallo Bolo: “La Alcaldesa es sanguinaria, capaz de todo, no es la primera vez que nos amenaza o nos agrede, nosotros tenemos que estar recorriendo Juchique de Ferrer porque ahí tenemos negocios, las tornillerías Hermanos Cuevas y esta señora no nos deja trabajar”. Por supuesto, si anda usted por la zona de Juchique de Ferrer y pregunta quién es el “Gallo Bolo”, las personas de ahí le describirán a un delincuente, no a un funcionario estatal.
La 4T, el arte de convertir el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado en el “Instituto para Robar al Pueblo lo Devuelto”. Jaime Cárdenas denuncia corrupción
Por más que el presidente diga que en México ya no hay corrupción, no por ello la corrupción dejará de ser. Es tan simple como cuando dice que Cuitláhuac García es honesto, mientras tanto el gobernador veracruzano no deja de ser corrupto. Jaime Cárdenas, ya lo habíamos anotado, es uno de los hombres de izquierda más congruente e íntegro. Precisamente su congruencia e integridad no le permitían estar en una dependencia donde todo mundo mete mano a lo robado. En su carta de renuncia quien fuera encargado del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado denunció corrupción. En el rubro III sobre “Combate a la corrupción” anotó: “Encontramos al inicio de nuestra función probables irregularidades administrativas -procedimientos de valuación que no garantizan los principios del artículo 134 constitucional (el mayor beneficio para el Estado), mutilación de joyas, contratos favorables a empresas y no al Indep y conductas de servidores públicos contrarias a las normas-. En consecuencia, hemos presentado denuncias administrativas al Órgano Interno de Control. Por la manipulación de distintas piezas de joyería hemos presentado las denuncias penales a la Fiscalía General de la República”. Al parecer, personas ajenas al Indep estuvieron metiendo mano a lo robado; con esto la mirada se debe dirigir a Ricardo Rodríguez Vargas, quien fue durante más de un año el titular de ese instituto.
No son sobornos, son aportaciones; no son inundaciones, son encharcamientos. López Obrador, el maestro del eufemismo
Un eufemismo es según el diccionario de la Real Academia Española, una “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. Los gobiernos utilizan mucho este recurso literario. En un desastre por ejemplo no hay muertos, hay bajas; cuando los precios en la canasta básica se encarecen, se dice que hubo un ajuste de precios; cuando hay despidos en las empresas se dice que hubo una disminución de personal. López Obrador, presidente de México es un maestro de los eufemismos. ¿Recuerda usted cuando se revelaron los videos en los que su hermano Pío recibía dinero de un emisario del gobierno de Chiapas? De inmediato el presidente dijo que no se comparaban las cantidades, pero después dijo que no se trataba de sobornos, que eran aportaciones. Recientemente se publicaron las fotos de como la obra de la refinería de Dos Bocas en Tabasco quedó inundada. El presidente fue muy claridoso, “no quiero utilizar el eufemismo para no decir inundación, se les dice encharcamientos”; dijo no querer usar el eufemismo, pero finalmente lo utilizó. Así el gobierno de la Cuarta Transformación, un gobierno que eufemísticamente no va del todo bien; aunque realmente ya es un desastre.
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