Lo veían poco serio, y como no, con esa narizota, esos zapatotes y esa pelucota. Pero ahora, gracias al tsunami López Obrador, Cuitláhuac García ya es gobernador. Y su forma de gobierno no dista mucho del espectáculo que realizaba como el payasito de la izquierda.
Por eso agarra su machete y se va a chapear, porque ya no lo dejan ponerse la narizota, sino se la ponía; por eso agarra el azadón y se va a sembrar árboles al Cofre de Perote, ya no lo dejan ponerse la pelucota, pero la cambió por un sombrerote. El caso es armar circo, crear un espectáculo que haga creer a los veracruzanos que el gobernador no para de trabajar; si el estado está hecho un desastre, pues «por él no ha quedado».