Conforme el ser humano crece va entendiendo como se debe utilizar las redes sociales, en la adolescencia la inquietud por publicar todo lo que le acontece en la vida es algo normal. En la madures se entiende que las redes son un arma de doble filo, entonces lo que en adelante se publica, debe ser elocuente y mesurado o en algunas ocasiones es mejor no decir nada. Pero esto aún no lo ha entendido la senadora suplente por Nuevo León de Movimiento Ciudadano, Marcela Luqué Rangel. A la senadora suplente se le ocurrió que sería buena idea publicar lo que a su empleada doméstica le ocurrió en el hospital tras la muerte de su esposo por causa del coronavirus.
En la publicación decía: “A mi muchacha se le murió su marido hoy. Si no le presto dinero, no la dejan sacar el cuerpo. ¿Qué hace la gente q no tiene como sacar a sus seres queridos de hospitales públicos? ¿No se van sin antes liquidar la cuenta de qué? ¿Q qué pagan?”- A lo mejor la intención de la senadora no era mala, pero sus formas de expresarse, al referirse a su empleada doméstica como su muchacha le trajo fuertes críticas.
Ante las críticas la senadora debió pedir una disculpa y aclarar el mal entendido o simplemente quedarse callada, pero hizo todo lo contrario y respondió con mensajes de odio llamando a todos los que la criticaban nacos y perros. Tras el caso el partido reprobó los comentarios de odio de la senadora dijeron que, no representan los principios e ideales de Movimiento Ciudadano. Con lo sucedido se entiende que, ni los años ni el puesto político representan madures. La madurez significa elocuencia y mesura.
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