Pero los otros funcionarios siguieron el ejemplo de su gobernador, incluso el alcalde de Xalapa, y se fueron, machete en mano, a cortar pasto, a tomarse fotos y a exhibirse como verdaderos trabajadores. La pretensión es clara, ocultar su ineficiencia, su corrupción, su nepotismo, el saqueo y la apatía que sienten por la administración pública.
Ellos creen que los veracruzanos ven bien que mientras el estado se cae en pedazos, ellos se dedican a chapear los espacios públicos que el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez ha descuidado. Pero qué equivocados están. Además de ser la burla de todos, la percepción que dejan es que mejor se queden de jardineros y dejen a los que sabe gobernar, hacer bien el trabajo.