Sergio González Levet / Cuando escribo estas líneas, en la noche del lunes 31 de agosto, los campesinos de Tatatila están terminando de cargar varias camionetas que llevarán hasta la capital del estado, con tres toneladas de higo, tres toneladas de pera y algunos kilos de nuez.
Es la producción que no han podido vender por la crisis económica de la pandemia, y que en un intento tan innovador cuanto desesperado llevan con sus propios medios a ofrecer en las calles xalapeñas.
La semana pasada, los tatatilenses hicieron lo mismo y consiguieron marchantear tres toneladas de higo en poco más de dos horas, que se llevó una muchedumbre de señoras y señores que fueron a apoyar la causa de estos productores que estaban a punto de que su cosecha se echara a perder por falta de mercado.
Vean ustedes, dan el kilo de fruta a 10 pesos, así que la semana pasada regresaron a su municipio con 30 mil pesos, que significaron una bocanada de oxígeno para la deprimida economía del lugar, si pensamos que tiene una población de 5,273 habitantes, diseminados en 44 localidades muy pequeñas (en la cabecera viven apenas 2,500 personas).
Hoy martes, estos esforzados veracruzanos que sobreviven apenas en la sierra del Cofre de Perote, muy cerca de Xalapa, venderán -con toda seguridad porque la respuesta de la población ateniense ha sido ejemplar- 60 mil pesos de fruta y unos 10 mil pesos de nueces. Esos 70 mil pesos para una persona normal como nosotros pueden significar una pequeña fortunita (disculpen el doble diminutivo, pero tiene que ver) y para una persona adinerada serán apenas una bicoca, pero para Tatatila significará que los niños podrán comer tres veces al día y habrá leña para calentar la casa si persiste el frío de esta semana en los 91 km cuadrados de su superficie, empotrada en los 1,750 metros sobre el nivel del mar.
Este auto-rescate económico está permitiendo que los campesinos de la sierra se den cuenta de que tienen otras alternativas para comercializar sus productos, y que incluso pueden darlos a mejor precio, pues las grandes cadenas comerciales les pagan cuando mucho 6 pesos el kilo de la fruta, escogida; una fruta que éstos revenden a 30 o 40 kilos, con una ganancia porcentual exorbitante.
Y los clientes compran también un producto mucho más barato y mucho más fresco.
Así que todos ganan (menos los grandes comerciantes, pero ellos ya bastante dinero tienen).
No lo sé de cierto, aunque espero que la presidenta municipal, la panista María Angélica Vázquez Casas, haya tenido una participación directa en este movimiento de los pobladores, porque de esa manera veríamos por fin a una autoridad que está trabajando por resolver un problema de la comunidad toda.
Ahí tienen un ejemplo para copiar los alcaldes morenistas, que no han encontrado la manera de hacer algo en bien de los pueblos que están gobernando tan mal.
El bies
Las bolsas de la 4T son “Píodegradables”.
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