Sergio González Levet
La política… la salud pública… la vida humana…
El doctor Iván Gutiérrez Hernández, toda una vida dedicada a estudiar y tratar con gran éxito las enfermedades más raras y complejas, se preocupa de que los gobernantes piensen más en sus intereses personales y en su permanencia en el poder, que en preservar la vida de los ciudadanos.
—A nivel mundial hay ejemplos muy claros —dice, informa, se enoja el doctor—, en Gran Bretaña, en Estados Unidos, en Brasil y en México, de que se ha privilegiado y se ha puesto a la política encima de la salud pública. Eso ha sido un grave error. Y se ha visto reflejado en sus habitantes con una desgracia de grandes, enormes proporciones.
Con la idea de bajarle un poco a la indignación de ambos, lo regreso al tema de la mutación del virus:
—El virus muta, pero no se hace más o menos agresivo, sólo toma otra personalidad —aclara, explica, enseña sapiente—. Desde el principio y con todas las investigaciones que se han llevado a cabo, ya sabemos que es un virus principalmente aéreo, que se esparce por aerosoles. Y si la gente se está enfermando porque lo respira, ¡coño!, pues hay que hacer una contención con algo tan sencillo, tan simple, tan barato como poner una barrera en la boca, en la nariz y en los ojos para que el virus, que es aéreo, insisto, no entre por ahí.
Esa barrera simple y barata, es el cubre-bocas, que nuestro Presidente no quiere usar, necio como es y como dice que es.
Pero no olvidemos a nuestro paciente re-infectado.
—Afortunadamente, lo que se ha visto es que la inmunidad que queda es muy fuerte, y le llamamos inmunidad celular. Sí salen los anticuerpos, que duran un
determinado tempo, pero no es la parte más fuerte de la defensa del organismo. La parte más fuerte es cuando se despierta la inmunidad celular. Quiere decir que todo el cuerpo está alerta ante la llegada del virus, y en cuestión de segundos lo ataca y se le va encima. Ésa es una muy buena noticia.
—¿Cuánto tiempo está garantizada la inmunidad? En este momento es muy difícil saberlo. Hasta ahorita lo que se ha sabido es que se detecta un buen nivel de inmunidad hasta los 90 días, tres meses. No quiere decir que después de ese lapso la gente pierda inmunidad. Lo que sucede es que no ha pasado el suficiente tiempo como para saber si va a durar seis o nueve meses o un año o mucho tiempo más. No se sabe. Esto tiene que ver con que la pandemia ha durado siete meses. Entonces, la información que tenemos es lo que corresponde a ese periodo y ya.
Por eso es que puedo concluir —se despide el galeno— diciéndote que sí, que la gente que tiene inmunidad puede estar tranquila. Tiene una inmunidad de al menos 90 días… y muy probablemente de más.
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