Sergio González Levet / Bien, ayer el doctor veracruzano Iván Gutiérrez Hernández, internista de los buenos y como pocos, nos resolvió la duda de si era cierto lo de la persona que se había re-infectado en Hong Kong.
Fue cierto y lo descubrieron allá gracias a que hacen exámenes exhaustivos y rutinarios para detectar a nuevos contagiados, que es lo que debería hacerse en México, en donde el doctor López Gatell ya no sabe qué decir para informar lo que le ordena el patriarca y quedar más o menos bien con la realidad catastrófica que enfrenta el país.
El re-contagiado es un joven de nacionalidad china de 33 años, que hace cuatro meses y medio tuvo la Covid-19 con síntomas moderados y la superó. Regresaba de un viaje a España cuando en una base de control le hicieron una prueba y descubrieron que tenía nuevamente el bicho dentro en su organismo, pero esta vez era asintomático.
El doctor Hernández explica que el nuevo contagio de este paciente fue porque el virus había mutado, y nos tranquilizó al respecto e incluso no dijo que el hecho de que el paciente hubiera sido asintomático esta segunda vez se debía tomar como algo bueno.
Y concluyó que “la inmunidad de esa persona hacia el coronavirus funcionó; funcionó muy bien, tanto que pudo con esta mutación”.
—Ésa es una muy buena noticia, —revela, confirma y advierte el galeno—, aunque es una señal de alerta también para todos aquellos que están investigando la cuestión de las vacunas, porque deben trabajar previendo que este virus va a mutar y en el entendido de que seguramente van a tener que estar haciendo modificaciones debido a las mutaciones del virus cada determinado tiempo, como pasa con la influenza, que cada año nos ponemos una dosis para cuatro cepas diferentes al menos. Por eso tienen que aplicarla para la generación del coronavirus en cuanto a sus diferentes mutaciones.
Le pregunto a nuestro especialista hasta qué tanto cambia el coronavirus, y me dice:
—Es el mismo virus del SARS Cov-2, pero mutado. De China hasta ahorita van varias mutaciones. No es el mismo virus el que les está pegando en el norte de Estados Unidos, no es el mismo el que les está pegando en el sur de ese país, no es el mismo virus el que nos está pegando en México.
Aquí el doctor Iván se detiene un poco, hace un largo silencio para la grabadora de tres, cuatro segundos, y en la inflexión de su voz se percibe un cambio: del discurso docto al mensaje preocupado y hasta afligido:
—La verdad, en México es una tristeza —continúa desalentado—. No estamos estudiando muy bien el genoma, salvo algunos laboratorios en especial que se salvan, que lo están haciendo motu proprio, lo realizan como un esfuerzo particular.
Y nos deja en esta ocasión (mañana continuaremos con el tema) con un dato tranquilizador:
—Esas mutaciones no se ha visto que tengan repercusión en una mayor mortalidad, en una mayor capacidad de infección o algo por el estilo. Lo que está haciendo que este virus se extienda de esta manera ha sido la displicencia con que se está enfrentando la pandemia, pensando que la política es más importante que la salud pública.
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