*En Veracruz por inseguridad brotan autodefensas
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / POR TODO el País, ante la ineficacia o incompetencia de autoridades de seguridad y procuración de justicia –que siguen dejando libre a criminales mientras reprimen a los adversarios del Gobierno-, e incluso de las fuerzas armadas Federales que no dan una, han comenzado a emerger “justicieros”, esto es, ciudadanos dispuestos a ejercer la justicia por mano propia en contra de asaltantes y ladrones de viviendas, negocios, autos y transeúntes, sobre todo de quienes retiran dinero de cajeros automáticos o sucursales bancarias. Y es que el número de ilícitos desde que inicio la Pandemia de CoVid19 –y con ello los cierres de empresas y despidos de personal- se han multiplicado, en muchos casos con resultados lamentables. Es como si la sociedad ya estuviera agotada de tanto abuso no solo de delincuentes, sino incluso de elementos del orden a los que, igualmente, han golpeado, desarmado o, en el peor de los casos, ejecutado y quemado sus unidades. La descomposición es alentada por la inanición del Gobierno Federal que empeñado en denostar a sus adversarios ha descuidado el tema de la seguridad, pues considera que con la captura de José Antonio Yépez Ortiz, también conocido como “El Marro”, un narcotraficante y huachicolero, ex líder del Cártel de Santa Rosa de Lima que tenía asolado al Estado de Guanajuato, las cosas ya cambiaron y están más que solucionadas, cuando a lo largo y ancho del País, incluido el Estado de Veracruz, los “marros” o émulos de este abundan, muchas veces con la protección de las propias autoridades, como ha quedado de manifiesto en infinidad de casos.
EN LA introducción de su ensayo: “Justicia por propia mano” publicado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el escritor, periodista y cronista de la ciudad de México (que este 19 de Junio cumplió 10 de haber fallecido), Carlos Monsiváis refiere que la justicia por mano propia “es una manifestación particularmente dramática de la crisis del Estado de Derecho: cuando los colectivos humanos, negando todo pacto jurídico-social, deciden hacer justicia por propia mano”, y agrega: “es un hecho que, con frecuencia, estos actos surgen de la ineficacia de las instituciones responsables de la procuración e impartición de justicia, pero también pueden ser simples actos de venganza o resultado de un fenómeno de masas que obedece a motivaciones poco racionales. En todo caso, cita, la justicia por propia mano supone un abandono de los mecanismos legales diseñados para garantizar la seguridad jurídica y los derechos fundamentales de la persona”. Monsiváis en su texto describe magistralmente 14 casos sobre esa deplorable práctica y lamenta que estos hechos estén reducidos y confinados a la nota roja de los diarios. El autor hace un estudio sociológico sobre el alcance y el impacto que tienen los linchamientos en la sociedad, ubicándolos como un problema de estructura moral, y de ahí la evidente dificultad para distinguir controles en la acción comunitaria. El escritor relata el caso ocurrido el 31 de Agosto de 1996 en Tatahuicapan, Municipio de Playa Vicente, Veracruz, en la zona limítrofe con Oaxaca, cuando un juicio popular determina la inmolación de Rodolfo Soler Hernández, de 28 años, acusado de la violación y el asesinato de la señora Ana María Borromeo, de 46 años, quien estaba en el río lavando ropa. Soler Hernández huye a Paso del Águila, Oaxaca, donde es capturado por la población, alertada mediante las campanas de la iglesia. Según otra versión, es atrapado mientras se baña. Los captores de Soler se niegan a entregarlo a las autoridades, afirmados en sus tradiciones: a los asesinos se les debe quitar la vida; son las leyes aceptadas por todos. El esposo de la señora Borromeo reconoce y aprueba la sentencia que se cumple al ser quemado vivo el sujeto, y como ese hay miles de casos que en la actualidad se multiplican.
ES POR ello que en días recientes se ha anunciado el surgimiento no solo de autodefensas en Veracruz, en la zona donde más crímenes, secuestros, violaciones y asaltos ocurren, sino, incluso, el levantamiento de un autoproclamado grupo guerrillero en las montañas de Ocosingo, Chiapas autodenominado Ejército Revolucionario Indígena que exige al gobierno de Andrés Manuel López Obrador el retiro de la Guardia Nacional y del Ejército del Estado, lo que supondría una alianza con grupos delincuenciales como ocurría en Colombia, aunque en esa zona el hostigamiento de las fuerzas del orden no cesan contra los campesinos e indígenas. El grupo advierte que en caso que no se retiren las fuerzas armadas sostendrán enfrentamientos, lo que ya son palabras mayores, y en su página de Facebook identificada como “Guerrilleros de los Altos de Ocosingo”, los presuntos guerrilleros explican que se han armado para la defensa de la vida, el territorio y la madre tierra. Se definen como una fuerza beligerante militar y política en autodefensa de esa región tzeltales-Mayas, ubicada en la región Altos de Chiapas. El ERI se rige con mandos políticos-militares que encabezarán una milicia y política más fortalecida y consolidada en el manejo de sus propios recursos naturales. En ese contexto hacen un llamado al pueblo de México y el mundo para unir fuerzas y conformar un autogobierno indígena sin la intervención de extranjeros capitalistas o imperialistas. Al grupo guerrillero que, al mismo tiempo se define como autodefensas lo integran indígenas campesinos, cafetaleros, transportistas, mercadores, motociclistas, radiodifusoras y comerciantes en general.
Y SI bien eso ocurre en Chiapas, en la sierra central de Veracruz han surgido autodefensas o integrantes del pueblo que se han organizado para contrarrestar la inanición del Gobierno del Estado en temas de seguridad en aquella región. Hay un representante del llamado Frente Nacional de Autodefensas que se llama David Villalobos que defiende la existencia de esa organización pues solo “se protegen y defienden de quienes intentan robar, extorsionar, cobrar piso y secuestrar”. Y contra lo que dice el machetero Secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos –alias machete veloz- quien niega la existencia de autodefensas en el Estado mientras corta la hierba seca pero no se atreve a podar a la delincuencia, Villalobos lo contradice aduciendo que en el Estado si hay autodefensas y un pueblo organizado. A través de un video que se compartió en redes sociales, Villalobos destacó que en toda la sierra hay un pueblo organizado para proteger su territorio y defenderse de quienes intentan robar, extorsionar, cobrar piso y secuestrar. Dice que si bien el gobernador Cuitláhuac García Jiménez los desestimó asegurando que no existen, hay cada vez más solicitudes para seguir organizándose en otras zonas. “Por ahí nos mandaron alguna información donde el gobernador del estado de Veracruz decía que no había autodefensas, quiero decirle al señor gobernador que si hay un pueblo organizado, que sí hay comunidades organizadas, que si hay autodefensas comunitarias en la zona serranas, que en los pueblos si existen, si existimos, como también existe una delincuencia que se niegan a combatir”. Así las cosas. OPINA [email protected].
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