Arturo Reyes Isidoro / ¡Sopas! Anoche cuando daba el último teclazo a la columna, El Universal soltaba una verdadera bomba: un video obtenido por Carlos Loret de Mola en la que Pío López Obrador, hermano de ya saben quien, se ve recibiendo lo que el periodista asegura que era dinero en efectivo.
El video, de la agencia Latinos, propiedad de Loret, es de dos grabaciones de 2015 y la entrega se hizo en dos ocasiones para reforzar la operación de Morena con miras a la elección de 2018 cuando ganó AMLO. Pío era operador de Morena en Chiapas.
La entrega la hizo David León, quien no negó la información aunque argumentó que hace cinco años era consultor no servidor público y que era una manera de apoyar al “Movimiento” como “recolector”. Recientemente fue nombrado por el presidente como titular de la nueva empresa distribuidora de medicamentos de la 4T.
En las imágenes se observa que Pío recibe los paquetes, uno en un restaurante y otro en su propia casa. Loret asegura que León mismo tomó las imágenes.
“Aquí te traigo 400”, dice la información que se le escucha decir a a David León en una de las grabaciones. “Hazle saber al licenciado que lo estamos apoyando”.
La continuación del escándalo para el fin de semana está asegurado.
Habría costado 3 millones el Ferrari
La noticia del obsequio de un automóvil de lujo Ferrari que hizo el entonces gobernador Javier Duarte a Enrique Peña Nieto se manejó ayer en la prensa de todo el país como una más de las revelaciones que han salido a la luz pública por el escándalo Lozoya.
En realidad, el hecho lo reveló hace poco más de tres años el columnista Raymundo Riva Palacio en su columna “Estrictamente Personal” que publica en su portal ejecentral y en El Financiero.
El 18 de abril de 2017, con el encabezado “El Ferrari de Duarte”, el periodista comentó que pocas semanas después de que Duarte solicitara licencia y se convirtiera en un prófugo de la justicia, el entonces presidente se mostraba asombrado de todas las revelaciones en la prensa sobre las fortunas de Duarte, que decía desconocer, admitiendo que solo del desastre financiero en Veracruz se encontraba al tanto.
Apuntó entonces que extrañaba que al mexiquense le extrañaran sus extravagancias, pues según el propio Duarte, en conversaciones privadas, “donde solía decir las cosas más extraordinarias”, cuando Peña ganó la elección presidencial “le hizo un regalo sin par: un Ferrari”.
Relató el periodista que para ello viajó a Austin, Texas, con su amigo de la universidad y principal socio en sus multimillonarios negocios, Moisés Mansur Reynoso, para comprar el icono italiano de la industria automotriz.
Dijo entonces que nunca aclaró Duarte si el Ferrari lo adquirió en la única distribuidora que hay en Austin, o si solo ahí lo recogió. Tampoco qué modelo escogió, “aunque para los más económicos los precios comienzan en los 200 mil dólares, que serían al tipo de cambio de 2012, cerca de los tres millones de pesos”.
Riva Palacio comentó que Javier aseguraba que sí había entregado el Ferrari al entonces presidente electo y que por razones obvias, este lo había guardado.
“Nunca se ha visto un Ferrari en manos de familiar alguno o cercano al presidente, ni tampoco han existido versiones de que un vehículo de esa naturaleza se encuentre estacionado en algunas de las propiedades de Peña Nieto. Fuera de su dicho, no hay manera de confirmar que lo que aseguró en la Primavera del año pasado, como forma de presumir sus estrechos vínculos con Peña Nieto, sea cierto. Pero locuaz en privado, como demostró varias veces ser, la especie, cierta o no, es como un dardo envenenado”.
Lozoya habría dado otra versión. Habría declarado que el Ferrari habría pertenecido al presidente Adolfo López Mateos (también mexiquense), aunque no mencionó el origen de la joya con cuatro ruedas.
“Javier Duarte se le acercó en las escalerillas del avión presidencial y le entregó una carpeta al Presidente; yo sabía de la relación estrecha entre ambos, pues hacía tiempo que Luis Videgaray me había instruido a facilitar diversos tipos de combustible al Gobierno de Duarte, pues el Presidente se comprometió apoyar la gestión de el entonces Gobernador”, declaró, presumiblemente, el director de Pemex, Emilio Lozoya, ante la FGR.
“Enrique Peña Nieto nos dijo: ‘miren lo que me regaló el Gober'”, habría declarado Lozoya, y les mostró las fotos del Ferrari con un texto: “‘Este Ferrari perteneció al Presidente López Mateos’, y a un lado estaban las llaves del auto”.
“Para festejar, Peña pidió abrir un par de botellas de Vega Sicilia” (era la marca favorita de Fidel Herrera Beltrán, con la que rociaba todas sus comidas).
De acuerdo a la versión del columnista, el regalo habría ocurrido después del 2 de julio de 2012; según Lozoya, fue en diciembre de ese año o posteriormente, cuando ya era presidente. La versión del exdirector de Pemex tendría más fuerza si es que, como habría dicho a la FGR, fue testigo directo del regalo.
Pero sea Chana o Juana, en lo que coinciden es en que sí le regaló el Ferrari.
El escándalo está sabroso pero, ¿hasta ahí debe quedar todo? El costo, presumiblemente tres millones de pesos, tuvo que haber salido de las arcas del Gobierno del Estado, ¿o alguien cree que el gordo lo pagó de sus ahorros? Independiente de cómo proceda la FGR, en Veracruz debe abrirse una averiguación pues se habría causado un daño al patrimonio estatal.
Hasta anoche no supe de alguna reacción de algún funcionario del gobierno cuitlahuista, si van a integrar alguna denuncia contra Duarte o si solo se solazan y únicamente les interesa el escándalo para exhibir la corrupción que se dio en un gobierno priista. Con la denuncia podrían reclamar el vehículo para venderlo o para rifarlo y recuperar el dinero de los veracruzanos; para aplicarlo a causas nobles.
También le habría pagado parte de su campaña
Realmente Duarte bien pudo haber sido llamado “El dadivoso”. Siempre se dijo, e incluso se publicó en infinidad de veces en prácticamente todos los medios, que había destinado fuertes sumas del erario estatal para financiar campañas políticas, la de Peña Nieto sobre todo, lo que le daba mucha seguridad como intocable y lo que le dio también mucha seguridad para desviar, para su provecho personal, los recursos públicos.
En aquella columna, Riva Palacio recordó que Duarte se ufanaba que había ayudado en la elección presidencial –el columnista mismo había revelado antes que, según él, había aportado a la campaña de Peña Nieto dos mil 500 millones de pesos– y en elecciones estatales.
“La de Veracruz fue una de ellas. De acuerdo con Duarte, inyectó mil millones de pesos a la campaña del candidato del PRI, Héctor Yunes, a quien decía se los había dado en partes, la primera por 250 millones de pesos que el propio aspirante al gobierno guardó en la cajuela de un automóvil. Esta afirmación la niega el ex candidato”.
Publicó que también presumía que había suspendido pagos a la burocracia y a proveedores para financiar elecciones, a petición de importantes funcionarios federales. “Otro estado donde metió recursos fue Chiapas, donde entregó 40 millones de pesos en efectivo al gobernador Manuel Velasco para la nómina del órgano electoral estatal”.
Al menos ya está en la cárcel, pero si no son severos con él, en 2022 podrá iniciar los trámites para que su liberación se lleve a cabo de forma anticipada.
Duarte ya había ofrecido delatar a Peña
El 19 de agosto del año pasado el diario Reforma publicó que Duarte había ofrecido a la Fiscalía General de la República (FGR) entregarle pruebas sobre el dinero que desvió desde el Gobierno de Veracruz a la campaña de Peña Nieto en 2012.
“Según informes del Gobierno federal, en julio pasado el ex Gobernador envió una solicitud de criterio de oportunidad a la Fiscalía, en la que, a cambio, pide que la información y evidencias que proporcione no sean utilizadas contra sus ex colaboradores.
“El veracruzano ofreció declarar contra el ex Presidente y varios de sus colaboradores, a quienes asegura que también entregó dinero para fines electorales”.
Se doctoró
El miércoles presentó su examen de grado, del programa Doctorado en Gestión Curricular que impartió El Colegio de Veracruz, Denisse Uscanga Méndez, quien hizo la defensa de su investigación “Repensando la normatividad que sustenta la validez oficial de la educación superior en México, una propuesta para redefinir y mejorar la calidad educativa”, ante los sinodales doctores José Jesús Borjón Nieto, presidente, Petra Armenta Ramírez, secretaria, Marcela González Arenas, Jaime Portal Gallardo y Reynaldo Castillo Aguilar, vocales. Fue aprobada por unanimidad.
La joven se ha distinguido por la dedicación a su formación académica, con la que ha impreso calidad a su trabajo en el servicio público. Integrante de una familia amiga, le expreso mi reconocimiento.
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