*La prensa necesita ingresos para sobrevivir
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / VAYA QUE el estilo de hacer política del presidente Andrés Manuel López Obrador resulta peculiar. Primero agrede a los medios de comunicación llamándolos “fifís”, conservadores, vendidos y hasta corruptos, luego pide el apoyo de estos, sobre todo radio, televisión e internet para difundir la educación en línea debido a la pandemia y, posteriormente, cuando consigue lo que quiere vuelve a las agresiones y descalificaciones por no difundir, como él desea, asuntos que le interesan, pero no como parte del combate a la corrupción sino para asegurar –a partir de denostar a los antagonistas- votos para su partido en el 2020 y 2021, en este caso el video que muestra a colaboradores del gobernador panista de Querétaro, Francisco Domínguez, y de los ex senadores panistas Ernesto Cordero y José Luis Lavalle Maury, contar varios paquetes de billetes de 200 y 500 pesos, publicado en YouTube bajo una cuenta en la que usaron el nombre de Juan Jesús Lozoya Austin, hermano del ex Director de Pemex, algo que ha sido desmentido. En este caso a AMLO no le preocupa que la información sea difundida en redes sociales ni la veracidad del video, sino que se divulguen las imágenes casi por decreto, porque son pan molido para su causa. Y el presidente dice: -Se ha difundido el video, pero no mucho porque los medios no le están dando la importancia que tiene. No es el video de René Bejarano, ese se difundió, pero a nivel nacional e internacional y éste lo veo apenas en las redes sociales; las grandes televisoras no tienen exposición, no se habla del tema. Por eso, como a veces la gente no se entera porque no todos tienen acceso al internet, muchos se informan por televisión abierta, ahora por el 11, por el 22, el 14. Antes no sucedía así, sólo se enteraba la gente de lo que le convenía al régimen, a los mandamases, a los de arriba. Eso es lo que se le informaba a la gente porque tenían control casi absoluto de los medios de información”.
LO QUE el Presidente pretende ignorar, y alguien tiene que decírselo, es que los medios de comunicación son entes privados que viven de la publicidad, de la difusión o promoción de lo que el sector empresarial o comercial ordena mediante inserciones pagadas, lo mismo que algunos Gobiernos, y para ello hay un presupuesto que muchos Estados se están embolsando de tiempo atrás. El Presidente, y hay que decirlo con crudeza, quiere todo gratis, pero exige el pago puntual de contribuciones. Trata de soslayar –como lo hacen algunos Estados y municipios que lo imitan-, que los medios tienen una plantilla de empleados que van desde reporteros, técnicos, editores, secretarias y contadores, y que eso cuesta, pero que en un afán de austeridad fingida la Cuarta Transformación busca ignorar, aun cuando exige que todo lo que le conviene sea difundido puntualmente.
AMLO POR lo tanto, critica que no se está difundiendo en los medios el nuevo video de presuntos sobornos en el Senado relacionado con el caso Emilio Lozoya, y en ese contexto arremete de nuevo contra la prensa ya que dice que no le está dando la magnitud que merece, comparándolo con los ocurrido con los afamados videos de René Bejarano que “se difundió a nivel nacional e internacionalmente”. Por ello, y porque le interesa seguir manipulando al pueblo bueno, mostró en la mañanera de este martes el video, pues aclara que él no lo había visto y es tarea de la Fiscalía General de la República (FGR) aclarar si esa es una de las pruebas presentadas por Emilio Lozoya, por lo que horas después fuentes de la propia Fiscalía indicaron que las imágenes no forman parte de la denuncia presentada por el ex funcionario, mientras su abogado, Miguel Ontiveros Alonso anunció que presentarán una denuncia por el uso indebido del nombre del hermano de su cliente.
EN POCAS palabras, el Presidente desea que los medios de comunicación difundan videos que no están corroborados, y que podrían estar editados y ser falsos, solo porque a él le interesa que se haga como sea. Es diamante para seguir aporreando al PAN, la principal oposición rumbo al 2021 y 2024, y sabe que pegando –como en el box- una y otra vez al cuerpo, la cabeza cae solita. Nada dijo el Presidente de que se iniciará una investigación para saber quiénes incurrieron en el delito de usar ilegalmente el nombre del hermano de Lozoya Austin, tampoco de llevar a cabo una indagatoria que permita llegar hasta quienes abrieron la cuenta de You Tube que solo usaron para ese cometido. En estos casos la ley no importa, sino seguir afectando, dividiendo al país, creando escenarios de odio cuando envía instrucciones veladas a la FGR para que se difundan esos videos, se incurra o no en violación al debido proceso. Se trata de causar daño a los adversarios, de manipular la conciencia popular para que nunca más voten por ellos, en un uso a ultranza del poder que le fue conferido para sacar adelante al país –lo cual no ha hecho ni podrá hacer por esa tendencia al ahorro alucinante-, lo que ha provocado cierres de negocios, desempleo y una exponencial explosión de la violencia.
NO ES secreto que en México existe una tensión en la relación entre medios de comunicación, publicidad y democracia, que para los derechos humanos es de especial interés. Y es que los medios constituyen instituciones fundamentales en una democracia al cumplir un rol informador hacia la ciudadanía y de fiscalización al poder. Son estos los que transmiten y difunden información de interés público vital para los procesos de toma de decisiones individuales o colectivos. Por lo mismo, los organismos de derechos humanos, como la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión han hecho especial hincapié en la obligación del Estado de asegurar las condiciones necesarias para que los medios y los periodistas actúen de manera independiente, libre y autónoma, ajenos a toda presión, directa o indirecta que pueda afectar ilegítimamente su ejercicio.
NO OBSTANTE, los medios de comunicación no son entes abstractos ajenos a la realidad nacional, sino que, por el contrario, también se ven moldeados por la sociedad en que se desenvuelven. En ese sentido, la tensión entre medios de comunicación, publicidad y democracia encuentra su punto más rígido cuando el medio se enfrenta a la disyuntiva de informar ciertos hechos que implicarían una merma en la publicidad y, por tanto, poner en riesgo su estabilidad económica. Entonces: ¿cómo informar un hecho de interés público cuando está involucrada una empresa que publicita sus servicios en ese medio? ¿Es una afectación a la libertad de expresión atenuar la manera de informar (o simplemente no informar) con el objeto de evitar problemas con los avisadores del medio? ¿Existen obligaciones desde los derechos humanos para el Estado y para los medios de comunicación en estos hechos? Lo cierto es que, el Presidente, los Gobernadores y algunos alcaldes no han querido darse cuenta de la importancia de los medios en el actuar democrático, ni la sociedad que exige se hable de todo, soslayando que la prensa necesita ingresos para sobrevivir. En pocas palabras AMLO pega para que se le alabe, en una relación sadomasoquista y perversa. Así de simple. OPINA [email protected]
Comentarios