El ingenio del mexicano está por encima de su propia tragedia. Tanto caló a la sociedad que se diera su merecido a un asaltante de combis en la México-Texcoco, que hasta inspiró el siguiente poema:
Ese asalto nació muerto desde que iniciaba el grito:
-¡Cámara, mi gente”,-dice desde abajo el mal amigo.
-“¡A ver, hijos de su puta madre!”-se oye desde abajo el gañido.
-“Esa ya se la saben”,-dijo el otro, sin sentido.
Pero no se la sabían. Avanzó el chofer tendido,
y el pobre diablo pensaba escapar, echando un brinco.
Lo tomó del brazo el héroe que impidió su cometido,
el de la chamarra verde, para los putazos nacido.
-“¡No lo dejen parar, güey!”-grita un joven convencido
pero de un brinco se escapa y huye despavorido.
La putiza ha comenzado con patadas de un obrero,
tienen casquillo sus botas, son las que tunden primero.
El verde de mi bandera lo tendríamos que cambiar
por el verde de la chamarra que lo empezó a verguear.
-“A mí me tralleron”,-dice en un quejido el delincuente.
-“¡Te traían tu puta madre!”-grita de pronto un valiente.
-“¿Tienes muchos huevos, pinche ratero culero?”
-“¡Ya estuvo, banda!¡Ya estuvo!”-grita doliendo el ingenuo.
Al verlo en el piso vuelve el güey que había escapado.
Le mete un putazo en seco y regresa para el otro lado.
-“¿Venías bien león, puto?”-le dice el bato de rojo.
-“¡Pa que sientas lo que sentimos!”-habló por México el morro.
-“¡Pa que sientas lo que sentimos, hijo de tu puta madre!”
Palabras del héroe justo que se vuelven inmortales.
Le pegan con gran dulzura; me conmueve ver la escena.
Desgarran sus vestiduras y hasta el culo le patean.
Dos ganchos bien colocados le mete el güey de la gorra
y patadas en los güevos son del pueblo la victoria.
-“¡No mamen, banda. Mis tenis”-dijo el rata preocupado.
Se los chingó el Don de azul, que también le dio un putazo.
¡Qué madriza tan bonita para una tarde bohemia!
¡Es la cosa más hermosa que he visto en esta pinche pandemia!
El verde en esa chamarra, el blanco arrancado del pecho,
el rojo del que gritaba: “¡Chinga a tu madre, culero!”
Esa es nuestra bandera.
Son el fervor del pueblo.
Les daría yo una caguama, ¡pero ya se ganaron el cielo!
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