Una vez que el señor cayó al suelo por la fuerte envestida de los tres canes, éstos a mordidas le arrancaron las orejas. Don Adrián no tuvo ninguna oportunidad de defenderse ante el ataque, sólo se dejó caer mientras los perros arrancaban a mordidas sus orejas. Don Adrián pensó que ese era su último día, pues no contaba con la fuerza suficiente para quitarse a los perros de encima y salir corriendo.
El ataque de estos salvajes perros fue detenido por sus propietarios que, al ver lo que hacían, les chiflaron y entonces lo soltaron. Los propietarios de los animales mostraron pena ante el daño que sus perros habían causado. Los dueños pagarán todas las curaciones y le darán un dinero como muestra de disculpa. En redes los criticaron por dejar que estos perros anden sueltos, pues son un peligro, aunque para los dueños sean sus bebés consentidos.