Después de que María Teresa había fallecido, el sujeto colocó el cuerpo de su madre en un contenedor metálico para después rociarlo con gasolina y prenderle fuego. Los vecinos del domicilio donde vivía Teresa se percataron de algunos ruidos exageradamente extraños a lo que decidieron ir a verificar que ocurría.
Al llegar a casa de la señora María vieron que estaba su hijo frente a una fogata, el joven observaba como el cuerpo de su madre se quemaba en medio de las llamas. Diego Luis en lugar de sentir culpa o lástima, tenía una tenebrosa sonrisa en el rostro. Elementos de la Policía de Michoacán, acudieron de inmediato al sitio y lograron la detención del asesino. Los vecinos les pedían permiso a los oficiales para lincharlo, más los oficiales hicieron lo que debían, entregaron a Diego ante la fiscalía en donde después de un tiempo se le dará el proceso para ser internado en una prisión donde estará el resto de su vida.