«Bendito coraje», empieza López Obrador y les reprocha «su falta de honestidad política e intelectual, manifestada en el mismo contenido de su proclama. Bastaría con preguntarles: ¿cómo contribuyeron a “los avances democráticos… para salir de un sistema autoritario y establecer la democracia” si casi todos ellos defendieron o guardaron silencio cómplice ante los fraudes electorales de la historia reciente del país?».
La verdad es que ni para dónde voltear. Por un lado, un grupo de intelectuales que como dice AMLO fueron cómplices y omisos a los regímenes que los cobijaron y por otro lado un presidente que todos los días coquetea con el autoritarismo. Al final, serán los electores los que decidan a quién le dan la razón, de parte de quién se ponen.