Cuitláhuac García usaba uno de los cubrebocas que su gobierno reparte a los trabajadores de Salud en los hospitales del estado. Tan buenos son esos cubrebocas que cuando el gobernador del estado contestaba las preguntas de unos reporteros en Acayucan, el cubrebocas que utilizaba se le empezó a resbalar porque el hilo elástico del cubrebocas estaba roto. El gobernador trató de arreglar el cubrebocas, pero no pudo hacerlo, no sólo porque no es experto en cubrebocas, sino porque, acuérdense, es Cuitláhuac García.
Si usted se pregunta por qué hay tanto médico enfermo de coronavirus, por qué México tiene el promedio más alto de doctores que mueren por combatir el coronavirus, la respuesta tal vez esté en el cubrebocas del gobernador.
Los insumos médicos y los equipos de protección los están encargando a empresas que no se dedican a eso; están lucrando con la seguridad de los doctores y de los pacientes. Eso lo sabe el gobernador, pero como en Veracruz todo es negocio de Eleazar Guerrero, el primo “cómodo” del gobernador, encargado de reunir el tesoro para la familia, pues nadie va a hacer nada ni poner orden.
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