Alberto Calderón P.* / Ausencia o presencia, pero al terminar el alba o el ocaso de forma lenta pero decidido aparece la noche y con él la oscuridad, lugar donde se pierden o confunden los objetos animados e inanimados.
Siempre se ha catalogado como un símbolo de maldad, sitio preferido para agazaparse y aparecer entre la nada con no muy buenas intenciones, lugar donde la sombra se mimetiza, nos abandona, causando temor el no ver lo próximo y menos lo lejano, con su presencia se esfuma el entorno, devora de un mordisco la existencia.
La única bandera que se yergue en la intensidad del oscuro total, es la de los salteadores del mar y los maleantes que aparecen y desaparecen entre la sombra azabache, también el negro nos recuerda las partidas de los seres queridos, se convierte en la seriedad, ante el duelo, en el dolor que se lleva a cuestas, en la solemnidad del momento, pero no solo de eso se vale el hombre con su negro atuendo, le sirve de presencia elegante, de etiqueta en un acontecimiento destacado, para ejercer una actividad como los sacerdotes en su zona de trabajo, los árbitros en el futbol que tuvieron que soportar, aparte de las mentadas de madre esos negros uniformes durante décadas para diferenciarlos de los jugadores.
Otros atributos que nos guarda la noche es la aparición de los seres extraños de la mitología o la ficción como Drácula, haciendo su vida cuando la mayoría duerme y descansando en nuestra vigía. Hay muchos seres nocturnos ya sea por actividad, necesidad o diversión; reales o imaginarios viven y conviven con la ausencia de luz. Durante el siglo pasado corrían historias donde las protagonistas fueron las viudas negras, mujeres seductoras y en ocasiones tan letales como la peligrosa araña que hace honor a su nombre. Hay negruras que no las imaginamos ataviadas de ningún otro color como el carbón o la pantalla de un celular apagado.
Variados seres vivos los vistió la naturaleza con la sobriedad como la sigilosa pantera, hermoso animal selvático, imponente que a diferencia de los gatos negros que se atraviesan en la noche para muchos, presagio de mala suerte, mito que viene desde la edad media cuando se decía que al morir las brujas, estas se convertían en gatos del color de la noche. Otros animales llevan ese atuendo como los corceles hermosos ejemplares que trotan en las llanuras, o los cuervos que levantan el vuelo sabedores de su sobresaliente inteligencia, haciendo honor a su presencia en esta tierra, una constelación lleva su nombre, pero también el color lo portan esos insectos de ojos saltones, persistentes hasta la saciedad parándose en cualquier superficie, ellos no hacen diferencia entre la pulcritud y la inmundicia, para las moscas todo puede ser suculento.
Hablando de comida uno de los platillos favoritos de celebraciones, es el muy conocido mole; en Oaxaca es negro, en la península yucateca tienen como platillo típico el relleno negro, los sabrosos frijoles negros combinan con casi todo, y para degustar esos platillos muchos lo hacemos con un líquido negro embotellado y para finalizar el postre acompañado de un café negro.
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO)
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