La amistad es don que no se debe negar
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / EL 20 de Agosto de 1967, un grupo de 800 campesinos copreros (extractores del aceite de la pulpa del coco, por esos tiempos un negocio muy redituable ya que el producto se usaba como alimento nutritivo para el ganado vacuno, principalmente lechero, o para la fabricación de jabones y manteca en panaderías, para chocolates, rellenos de galletas e inclusive leche en polvo y quesos-, se reunieron en un establecimiento comercial conocido como Aluminio Galvanizado ubicado en la avenida Ejido del puerto de Acapulco. Eran disidentes que se oponían a la “elección” de Jesús Flores Guerrero con un total de 1 mil 964 votos de un padrón de 15 mil socios de la Unión Regional de Productores de Copra del Estado de Guerrero (URPCEG), y para dar la batalla buscaron la orientación o asesoría del, entonces, diputado Federal César del Ángel Fuentes, quien después de realizar visitas en la zona coprera y a más de cien ejidos de la costa, acordó con los inconformes celebrar un congreso en las instalaciones de la URPCEG en aras de arrebatarle el poder a los nuevos dirigentes. El congreso, cuentan las crónicas de la época, tendría como objetivo mostrar su disidencia ante la fraudulenta elección de Flores Guerrero y lograr su destitución para así realizar nuevamente una elección para ese cargo. También se contemplaba la suspensión de un impuesto de 13 centavos por kilogramo de copra y restituirlo a 3 centavos como se venía aplicando anteriormente. La agitación fue de tal magnitud que creció hacia las regiones de la Costa Grande y Costa Chica de aquel violento Estado, lo que motivó que el nefasto Gobernador de ese tiempo, Raymundo Abarca Alarcón, un tipo sanguinario como muchos otros que le antecedieron y otros que le sucedieron, buscara la manera de que el líder de la CNC, Amador Hernández González, “disciplinara·” a César del Ángel no logrando, finalmente, su objetivo.
EL MOVIMIENTO opositor a Flores Guerrero, por lo tanto, liderado por Julio Berdeja Guzmán y César del Ángel decidió celebrar el congreso el día 20 de Agosto de 1967 en el edificio de la URPCEG localizado por esos días en la esquina oriente de la Calle 6 y avenida Ejido de la colonia Bella Vista en Acapulco, y ocurrió lo que estaba planeado por mentes aviesas: la histórica y deleznable masacre de copreros el domingo 20 de Agosto de 1967 en el puerto de Acapulco, cuando líderes de la Unión Regional de Productores de Copra, mediante pistoleros confabulados con el, entonces, mandatario Estatal, Raymundo Abarca Alarcón abrieron fuego reprimiendo a los campesinos que intentaban ingresar al edificio sede -mejor conocido como La Coprera-, en donde se manifestarían contra la reciente elección de Jesús Flores Guerrero para presidente de la organización, y de un impuesto de 13 centavos al kilogramo de copra que se había aplicado previamente por instrucción del Gobierno del Estado.
TRAS LA salvaje agresión, el número de muertos nunca se supo con certeza. Lo que se sabe es que uno de los líderes del movimiento alcanzó a arrojar al veracruzano al suelo, y de esa manera evitó ser víctima de las balas asesinas que ayer como hoy, sigue siendo la respuesta de algunos gobernadores cuando sus intereses son conculcados. Las versiones que corrieron tras los hechos es que fueron asesinados 27 campesinos copreros y resultaron heridos 120, aunque otras versiones aseguran que fallecieron 80, pero en 2007, luego de reconstruir los hechos, el líder de la URPCEG Jorge Luis Salas Pérez confirmó oficialmente la muerte de 38 personas y un total de 100 heridos. Tras aquellos acontecimientos, César del Ángel Fuentes se refugió en la ciudad de México y pidió el apoyo del, entonces, director de la Federal de Seguridad –entre 1964 a 1970-, don Fernando Gutiérrez Barrios, un defensor de la legalidad que le sugirió entregarse a las autoridades, lo que finalmente hizo y fue encarcelado varios años.
LA HISTORIA registra que para consumar la masacre, con la venia del Gobernador fueron contratados pistoleros profesionales del Estado de Guerrero, entre los que destacaban: Constancio Hernández “El Zanatón”, Gregorio Chávez “El animal”; Eduardo Radilla “El niño”, y los hermanos Gonzalo, Demetrio, Luis e Isabel Gallardo Solís, así como elementos de la Policía Judicial del Estado. Al culminar la matanza arribaron tropas federales del Ejército y detuvieron a 44 personas, entre ellas los líderes de la URPCEG, Jesús Flores Guerrero, Eligio Serna Maciel, Severiano Ibarra Rivera y Amador Campos quienes fueron trasladados al Cuartel de la Zona Militar y otros 171 a la Cárcel Municipal de Acapulco. Tras la detención, el ejército localizó en el interior de La Coprera más de 70 rifles M1 y varios M2; seis escopetas de diversos calibres, 22 pistolas 380 y otras 30 calibre 38 súper y decenas de ametralladoras tipo Mendoza, pero más tarde, y pese a las evidencias, 14 personas en su mayoría implicadas como autores de la masacre, fueron liberadas.
¿POR QUÉ el relato?, porque este miércoles en la ciudad de México falleció el siempre polémico dirigente campesino del Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, César del Ángel Fuentes, un hombre controvertible que fue variando su actuación al paso de los años, y al que reconocemos como un amigo indiscutible pese a que muchos de sus actos los criticamos y para nada avalamos, pero la amistad no se niega, ya que en el transcurso de la vida hemos tenido otros debatibles amigos, casi hermanos como el ganadero Cirilo Vázquez Lagunes a quien acompañamos a muchas partes, y hasta avalamos para que su estancia en Pacho Viejo fuera menos complicada, aunque jamás le aceptamos un centavo, como no lo hicimos a Del Ángel, o qué decir del siempre controversial Margarito Montes Parra, ex líder de la UGOCP, o del último de los caciques Rubén Rivera Canseco, y como ellos podríamos mencionar a muchos, incluidos militares de difícil trato con quienes hemos tenido sólida amistad.
SI CÉSAR del Ángel hizo bien o mal con sus acciones no somos quien para juzgarlo, y menos cuando ya le corresponde hacerlo al Ser Supremo. Entendemos que el mundo no puede estar poblado solo de buenos, malos o hipócritas, sino que es un coctel de pensamientos y comportamientos que hacen la diferencia. Lo que sabemos es que cada cual tiene un objetivo definido, y ahí está el caso de gobernadores que llegan al poder por obra y gracia de una circunstancia, y aunque desconocen el oficio político de la gobernanza, cubren un espacio que el tiempo habrá de juzgarlos. Somos creyentes de que el engranaje de eso que se llama vida requiere de todos, y cada cual se acomoda a lo que el destino le tiene predestinado, aun cuando se insiste que los seres humanos somos los arquitectos de nuestro propio destino, sin considerar que nacemos de alguien que ni siquiera conocemos y a veces nos acoplamos a nuestro entorno, y en ocasiones no ajustamos, pero esto es la vida. OPINA [email protected]
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