Brenda Caballero / “Hoy con lágrimas en los ojos, quiero contarles que acabo de perder a alguien que aprecio demasiado, y todo por no hacer lo suficiente para alejar a alguien agresivo de su vida; esto abrió mis ojos como no tienen idea; fue un despertar para mí. Siento que han vaciado una botella de agua fría. Hoy quiero pedirles que cuando sientan que algo va mal, ¡entonces algo sí va mal! Que si las golpean, corran y huyan desde la primera vez; no dejen que ocurra una segunda; que si les hablan feo, atacan y agreden verbalmente, agarren sus maletas y escóndanse por debajo de las piedras, no dejen que suceda más… NUnca se queden, dejen ir, ¡por favor! Hoy perdí a una persona increíble, un alma libre, trabajadora, alivianada, sonriente, a la que quería mucho mucho; que me cuidó cuando era pequeña y me vio crecer; todo esto por no irse cuando debía, por romantizar actos desagradables y asquerosos; hoy nos la quitaron, nos la arrebataron de una forma que no merecía; dejando familia, hijos, nietos, amigos y padres con el corazón roto. Te envío un abrazo fuerte hasta donde estés, Yolanda Nava Betancourt. Te amo tía”.
Este mensaje escribió en redes sociales Amairan Argüelles Morales, y con él deja muy claro uno de los asesinatos que este fin de semana conmocionó a Platón Sánchez: el feminicidio de Yolanda a manos de su esposo, quien borracho, la agredió a machetazos para posteriormente darse a la fuga.
El caso de Yolanda no es el único; también fue encontrado el fin de semana el cuerpo de la maestra Fiama Padilla Villafaña, quien estaba reportada como Desaparecida. Tenía señales de violencia y fue arrojada entre los arbustos de una parcela de la Congregación Quechuleño, Tierra Blanca, Veracruz.
La misma semana pasada en Papantla, Lucía González Juárez de 63 años fue asesinada y arrojada a una letrina. Su cuerpo semidesnudo presentaba signos de violencia con arma blanca.
A estos feminicidios se suman los de Norma Pérez Gómez, trabajadora de una florería en Minatitlán, al parecer ejecutada por cobro de piso. En Tecama, Tomatlán, hombres armados dispararon contra dos mujeres que caminaban tranquilamente… Minerva Hernández, de 55 años, falleció.
Y así podría sumar a Blanca, ejecutada en Xalapa por un hombre que bajó de un taxi; o a la joven con un machetazo en la cara que apareció flotando en el Río de Paso San Juan, en Veracruz Puerto ¡y no acabamos!
Punto aparte son las mujeres que están reportadas como Desaparecidas, pues de acuerdo al reporte del Observatorio Universitario de Violencia contra las Mujeres, de enero a mayo de 2020, hay 112 mujeres en calidad de desaparecidas, siendo alrededor de 68, menores de edad.
Una tendencia alarmante la podemos encontrar en la página de la Comisión Estatal de Búsqueda en Veracruz, donde varias fichas corresponden a menores de edad.
¿Qué está sucediendo en Veracruz que los ataques, feminicidios y desapariciones de mujeres no cesan? ¿Qué medidas y políticas públicas se están llevando a cabo para detenerlos en el estado?
No dudo que se esté trabajando en ello, sin embargo habría que revisar dicha estrategia de prevención, pues en lugar de bajar los números, aumentan, y la reclasificación de los feminicidios no está funcionando.
Es muy preocupante todos los días abrir las redes sociales y ver mensajes de familiares que se duelen por el asesinato de sus mujeres así como por las desapariciones de sus hijas, amigas y conocidas.
Es lamentable que en medio de toda esta vorágine de violencia a las mujeres en el país, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, haya pedido la renuncia a la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim), Candelaria Ochoa Ávalos, activista comprometida cien por ciento con la causa feminista y los derechos de las mujeres. Pero no solamente perdemos mujeres por feminicidios y asesinatos; en este mes, aparte de Candelaria, otras tres mujeres han renunciado a sus cargos federales: Mónica Maccise Duayhe, al Conapred; Asa Cristina Laurell, a la subsecretaría de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud; y Mara Gómez Pérez, a la presidencia de la Comisión Especial de Atención a Víctimas (CEAV), apenas con seis meses en el cargo.