Sergio González Levet / Digamos que usted cumple 68 años el día de hoy. Digamos que aún se puede mover independientemente. Digamos que tiene en regla y a la mano su acta de nacimiento, su CURP y su identificación del INE, más un comprobante de domicilio.
Digamos que va usted confiado y alegre a las oficinas de la Secretaría del Bienestar, para darse de alta en el Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, por medio del cual usted empezará a recibir 2,550 pesos bimestrales (1,275 pesos mensuales), directamente en una tarjeta bancaria (la que más se usa, para los sospechosistas, es la del Banco Azteca, del amigo Ricardo Salinas Pliego).
Llega al lugar específico –como yo lo hice- en donde lo darán de alta. Es atendido, hasta eso con gran amabilidad, por una muchacha que está delante de una computadora, toma sus papeles y le indica que se siente, mientras ella llena los documentos correspondientes.
Pasan cinco, diez minutos y la amable señorita le pide que firme un papel, recorta de él la parte de abajo y se la entrega. Le pide que guarde ese comprobante… y ahí viene lo bueno…
Es como entrar al mundo de la noticia buena y la noticia mala. Veamos:
—Le tengo dos noticias, una buena y una mala, señor Adulto Mayor. La buena: ya está usted dado de alta en el sistema. La mala: deberá esperar de cuatro a seis meses para que, si no hay algún problema, el sistema lo termine de integrar en el padrón de beneficiarios.
—¿Cómo? —pregunta usted desilusionado— ¿Entonces no voy a empezar a recibir mi apoyo de inmediato? ¿Se van a tardar de cuatro a seis meses para integrarme? ¿Será que tendré que esperar hasta ocho meses para recibir mi pago?
Bueno, se me van a acumular cuatro bimestres, o sea que voy a recibir 10,200 pesos, ¿cierto?
—Le tengo dos noticias, ¿cuál quiere que le diga primero, la buena o la mala? —contesta la amable servidora pública.
Le pido que me dé la buena primero, como para agarrar fuerzas.
—La buena es que es casi seguro que usted, tarde o temprano, será ingresado en el padrón. La mala es que empezará a cobrar hasta que sea dado de alta en el sistema. Los bimestres que transcurran hasta que sea autorizado su pago no se toman en cuenta. Pero eso sí, es casi seguro que dentro de ocho meses usted empezará a recibir sus 2,550 bimestrales.
Ese “casi seguro” que me repetía constantemente la empleada realmente me puso a dudar, porque eso quería decir que en una de ésas no se me autorizaba este beneficio “universal” para todos los mexicanos de 68 años y más.
Bueno, como tengo la costumbre de no pelearme con los operadores, porque ellos no tienen ninguna capacidad de decisión (los verdaderos jefes nunca le dan la cara al público, ¿verdad, Cuitla?), di las gracias y me retiré.
Lo que sí no pude evitar fue irme pensando cuál será la razón por la que la 4T se va a tardar tal vez hasta ocho meses en pagarme, y qué va a pasar con esos tres o cuatro bimestres que no se me enterarán, aunque ya tenga los 68 años cumplidos.
Deberían llamarlo Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores (de 68 años ¡y 8 meses!).
El problema con el gobierno actual es que promete mucho, pero a la hora de la verdad siempre sale con alguna traba por la que no puede cumplir a cabalidad.
Y eso calienta…
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