México rumbo a la Colombianización

Elementos del Ejército Mexicano en las calles de México FOTO: WEB
Como en los tiempos de Pablo Escobar
AMLO seguirá usando el Fuchi Caca

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / EL PASADO 25 de este mes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador quiso presumir que es el hombre más informado del país, que cuenta con los sistemas más avanzados en inteligencia para la seguridad, y por ello hizo a un lado la secrecía que deben guardar las investigaciones, peor aún si se trata de delincuencia organizada que ha dado muestras, al paso de los años, de una mayor operatividad y arrojo, y un periodista que, seguramente conoce el lado flaco del mandatario nacional “que no se calla nada porque su pecho no es bodega”, aunque existan pesquisas que deben guardarse por ley y por estrategia, le preguntó: Señor presidente: de acuerdo a la información que tiene el Gabinete de Seguridad ¿cuántos y cuáles cárteles operan actualmente en la zona metropolitana del Valle de México? Y el mandatario respondió: -Bueno, vamos a que Alfonso responda y también el ciudadano gobernador (Alfredo del Mazo Maza)-, pero Durazo fue evasivo y cauto, y se concretó a externar: “Decirles a ustedes que el trabajo de inteligencia de las entidades del gobierno mexicano es suficiente, es un trabajo profesional que nos permite conocer con toda precisión la participación, la actividad, la conformación de los distintos grupos criminales que operan en la zona metropolitana. No tiene caso citarlos ni tampoco a sus dirigentes, porque desde el inicio de este gobierno nos hemos propuesto no fortalecer mediáticamente a esas figuras, pero tenemos perfectamente claro el mapa delictivo en la zona metropolitana. El día de hoy revisamos en el Gabinete de Seguridad el mapa delictivo, los grupos dominantes también aquí en el Estado de México. Está muy claro, ya a todos ellos se les está combatiendo con todos los recursos al alcance, tanto del gobierno federal como del gobierno estatal, en una gran coordinación”. Y el reportero insistió: El número al menos, secretario ¿nos lo podría dar o no?, y Durazo Montaño respondió: -Sí, el número sí podemos, es una… Ahorita lo preciso, pero es un número importante aquí en el Estado de México-.

Y FUE entonces cuando el Presidente que no se guarda nada, absolutamente nada, ni los asuntos de Estado, entró al quite jactancioso como suele ser: “A ver, nada más por esta ocasión, porque es una información que se tiene que mantener con reserva, pero para que sepan todos, además los involucrados, los que participan en las bandas, que sí sabemos, que sí tenemos información. Me gustaría que el general les mostrara una lámina de los grupos. Esto lo hacemos diario, o sea, nada más que la ponga, no se muestra, pero que sirva nada más para que sepan que no damos garrotazos a lo tonto al avispero, que sí sabemos y que lo más importante es la inteligencia, es más importante la inteligencia que la fuerza”. Y otra vez se fue con el pasado: “Antes se usaba el Cisen para espiar a opositores, ahí andaban detrás de nosotros, viendo qué hacíamos o escuchando llamadas telefónicas. Eso ya no se hace, nadie es escuchado en sus conversaciones, nadie es espiado; es inteligencia, no espionaje. Pero sí, como aquí lo mencionó… A ver. Y el General Luis Crescencio Sandoval González, “por instrucciones de su jefe”, rompió erróneamente con la secrecía de la investigación: “ De lo que se revisó el día de hoy aquí en el Estado de México, aquí vemos en la gráfica la actividad delincuencial, los grupos: Cártel Jalisco Nueva Generación, Guerreros Unidos, Caballeros Templarios y La Familia”, y en ese tenor describió donde se mueve cada uno, además de dos grupos diferentes que operan en la Ciudad de México, no como cártel en sí, sino grupos delictivos separados de estos cárteles. Ofreció nombres de liderazgos, alianzas, etc etc., porque así se lo instruyeron, algo que no debió suceder por los riesgos que ello entraña.

VEINTICUATRO HORAS después de morder el anzuelo, el Secretario de Seguridad Ciudadana de la ciudad de México, y uno de los más acres persecutores contra los cárteles, Omar García Harfuch, sufrió un atentado del que resultó con tres heridas de bala y varias esquirlas, y donde murieron dos policías y una civil que nada tenía que ver con los hechos, pero que, desafortunadamente quedó en el fuego cruzado. El ataque fue coordinado muy temprano a las 6:30 de la mañana, lo que provocó una fuerte movilización policiaca en Lomas de Chapultepec, en el corazón de la clase alta y del mismísimo país. Nadie desea suponer que la indiscreción presidencial apresuró los hechos, sin embargo, sí queda en evidencia que el Gabinete de Seguridad, teniendo en su poder la información privilegiada, simple y llanamente, no intervenía, no evitó lo que ocurrió actuando como marcan los cánones de seguridad, esperando acaso que con abrazos, el mortal fuchi caca o acusándolos con su mamá y sus abuelos, los delincuentes desistieran, aun cuando 10 días antes circulaban diálogos en redes donde se anticipaba el atentando contra un alto personaje del Estado, además de periodistas y personajes de la vida pública pero nadie, absolutamente nadie hizo nada, y seguramente, a pesar del atentado, nadie lo hará, ya que el Presidente quiere seguir disfrutando de sus giras.

LO QUE llama la atención es que a pesar de los hechos del viernes que, sin duda, son una declaratoria de guerra al Estado y un extravío del Estado de Derecho, el Gobierno Federal no declarará la guerra a los cárteles. “No nos vamos a dejar intimidar. Aquí es muy importante que quede claro, nosotros no vamos a declararle la guerra a nadie. Nosotros no vamos a usar esas balandronadas, tampoco vamos a violar derechos humanos. No se van a permitir masacres. Pero sí vamos a actuar y a evitar que se cometan estos atentados y no vamos a hacer ningún acuerdo con la delincuencia organizada, como era antes”.

HAY YA 19 detenidos en torno al atentado del viernes, y lo más probable es que a la mayoría los libere un juez por falta de pruebas argumentando que no fueron detenidos infraganti, y acaso dejen en prisión a cuatro o cinco, y estos difícilmente podrán hablar, ya que corren el riesgo de ser silenciados al interior de las cárceles donde sean enviados, pues la fuerza de la delincuencia se encuentra, incluso, en esos sitios, solapados por directores y otros funcionarios penitenciarios. El hecho pasará al anecdotario policiaco como un acontecimiento funesto que, sin embargo, no tuvo repercusiones, lo que alentará a los grupos delincuenciales a seguir aplicando todo el poder de las armas en la consecución de sus objetivos.

MEXICO, SIN duda, está extraviando el Estado de Derecho en un afán absurdo de demostrar que los actuales no son “como eran antes”, y en ese tenor la colombianización del país, como en tiempos de Pablo Emilio Escobar Gaviria se encuentra a la vuelta de la esquina. Y todo porque la religión del Presidente le prohíbe matar o usar la fuerza, cuando hasta la biblia misma describe esos castigos a criminales. Pobre México. OPINA [email protected]

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