De hecho, ya es cosa rara que los diputados de Morena dejen que la señora suba a tribuna a exhibir su estulticia; como si los otros diputados no fueran iguales. Pues resulta que la iniciativa de ley que proponía sancionar al diputado que «difame, calumnie u ofenda a uno o más diputados, a un grupo legislativo o se exprese ofensivamente del Congreso o cualquiera de sus órganos» fue retirada, y fue retirada por obtusa, por absurda, por agredir claramente la libertad de expresión en un organismo que debería velar por esta libertad esencial en la vida democrática de cualquier país.
Ya lo hemos señalado, si un diputado se ofende porque le digan ignorante, pues que se prepare y deje de ser ignorante; si se molesta porque le digan corrupto, pues que deje de ser corrupto. Esa es la solución.