Es por ello que López Obrador tuvo que recular: «Todavía no hay ninguna información, vamos a decir oficial, es una nota periodística. Recibí una carta de los directivos de esta empresa informando que tienen, en efecto, alrededor de 26 plantas termoeléctricas en el país y que tienen la voluntad de seguir invirtiendo en México, y también la disposición de llegar a acuerdos con el Gobierno».
Ya para ese momento la secretaria de Energía, Rocío Nahle, festejaba con su títere, el gobernador de Veracruz, la cancelación de la obra a Iberdrola, señalando que la obra se le daría a empresas veracruzanas (¿de sus compadres?). Ya se le hacía agua la boca los millones de dólares de “coyotaje” que podría cobrar. Pero el presidente ya dijo que se iba a negociar con Iberdrola.
