El boicot a sí mismo

Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
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Arturo Reyes Isidoro / Interesante, como todas sus columnas, Jorge Zepeda Patterson publicó ayer en El País un texto cuyo encabezado resume todo: “El boicot de López Obrador contra la 4T”.

En boca del propio presidente, este periodista es de los “tres” que lo defienden, incluso lo califica de “inteligente” y opina de él que es un “buen analista político que se mete más a entender lo que está pasando y lo que somos”.

Puede uno estar de acuerdo o no con lo que dice, pero no puede dejar de reconocer su capacidad de análisis y de argumentación. No niega que votó por AMLO y que todavía cree en su proyecto, lo defiende incluso.

Ayer recordó que al tomar posesión, el tabasqueño hizo un llamado a todos los ciudadanos, particularmente al tercio más próspero, para hacer un alto al camino de crecimiento a ultranza y atender a los pobres por el bien de México en su conjunto.

Pero apunta que “por desgracia” perdió de vista su propia convocatoria. “Poco a poco se fue alejando del jefe de Estado de ese primer momento, capaz de concitar el interés del México de arriba para ayudar al de abajo, hasta devenir en un instigador de la confrontación entre los dos Méxicos”.

Como consecuencia, apunta, por su rijosidad, ha confrontado a los dos Méxicos y “ha convertido en rivales a sectores que pudieron ser aliados o por lo menos testigos pasivos de su estrategia de reformas”.

Advierte lo que ya se está viviendo: “Ahora, en cambio, amplios y poderosos sectores de la población se declaran adversarios y se disponen a convertirse en un obstáculo” de sus reformas.

Señala algo relevante: dice que es una mala noticia para los pobres porque el 75% de la actividad económica depende de la inversión privada nacional y extranjera, “buena parte de la cual cada vez se muestra más preocupada y desactivada por la actitud del mandatario”.

Apunta: “Hay en el presidente una pulsión inexplicable que lo lleva a convertirse en un boicoteador de su propio proyecto”. Se pregunta por qué boicotear la oportunidad para intentar un cambio, “¿vocación al fracaso?, ¿deseo de inmolarse?, ¿fractura de personalidad? ¿simple y llana soberbia?.

En suma, ¿por qué boicotea López Obrador su propio proyecto?”

Tuxpan pierde 2 mil empleos; se va inversión española

Cuánta razón tiene. Ayer los hechos confirmaron lo que dice.

A media mañana, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez (CGJ) publicó que desde Tempoal (donde se encontraba en gira de trabajo) se había comunicado con su “amiga” Rocío Nahle, quien le había confirmado que “el proyecto para Tuxpan se mantiene”.

El proyecto al que se refería era el de la construcción de una central eléctrica en el municipio de Tuxpan, que originalmente iba a construir la empresa española Iberdrola con una inversión de mil 200 millones de dólares, pero que finalmente canceló.

El día de ayer amaneció con esa noticia en el diario Reforma, teniendo como fuente al alcalde panista Juan Antonio Aguilar Mancha. La central era de ciclo combinado de mil 204 megawatts e iba a crear dos mil empleos para la región.

En su tuit, el gobernador informó que Nahle le dijo que el proyecto es de la Comisión Federal de Electricidad, la que licitará su construcción y que las empresas veracruzanas tendrán la oportunidad de trabajar.

Esta es de las pocas veces en que CGJ ha reaccionado de inmediato ante lo que representa una mala noticia para el Estado y en defensa de los intereses de los veracruzanos, a los que representa. Cumplió, pues, hizo lo que debía. Se esperaría que así siga.

Pero el pleito fue de AMLO

El origen de la decisión de Iberdrola fue la crítica que le hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado día 17 cuando dijo que dominaba casi la mitad del mercado de la energía eléctrica particular en el país.

Pero agregó que tenía una especie de conflicto de interés pues había contratado a la Secretaria de Energía con Felipe Calderón, Georgina Kessel Martínez (la aludió sin citarla por su nombre) y que entonces “consejero de Iberdrola el presidente de México” (obvia alusión a Calderón).

Y acusó a la empresa de impulsar, “encubiertos” una supuesta campaña mediática en su contra para frenar cambios de reglas en el sector eléctrico. Aunque dijo que tenía información “de que son ellos”, no presentó ninguna prueba.

“Ya traían un gasto de 40 mdd”

En la entrevista con Reforma, el alcalde Aguilar Mancha dijo que el pasado jueves los representantes de la empresa le dieron la mala noticia. Le dijeron que llevaban nueve meses intentando obtener el contrato, sin respuesta favorable.

“Ya tenían más de un año trabajando en logística, compra de terrenos, pagos de permisos, pagos de gente que tuvieron que mover para Tuxpan, ya traían un movimiento y un gasto cercano a los 40 millones de dólares, pero no lograron el entendimiento, y tenían una fecha fatal”.

La construcción debía iniciar en julio, la próxima semana. El diario dijo que la empresa española ya contaba con el permiso de interconexión con el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), pero que sin embargo faltaba el acuerdo con la CFE para el suministro de gas natural, a través del gasoducto marino Sur de Texas-Tuxpan, materia sin la cual no resultaba viable.

Priva la politización

Es evidente que lo que representaba una gran inversión para el Estado finalmente se politizó desde el momento en que el presidente involucró en la empresa al expresidente Felipe Calderón, a quien le tiene fobia.

La señora Nahle le dijo a CGJ que la CFE licitará la construcción y que “las empresas veracruzanas tendrán la oportunidad de trabajar”. Hubiera sido bueno que le pusiera fecha a la licitación, porque lo único que al presidente y a ella les interesa son el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. Fuera de eso, el mundo no existe.

Cuando habla de empresas veracruzanas, seguramente está pensando en la de su compadre Arturo Quintanilla Hayek, de Coatzacoalcos, al que, de acuerdo a diversas publicaciones periodísticas, lo ha beneficiado con jugosos contratos. El resto de las empresas veracruzanas está en quiebra debido a la crisis y a la falta de contratos.

La noticia coincidió ayer con la que se publicó en prácticamente todos los medios, de que México, junto con Francia, España e Italia, lidera desplomes del Producto Interno Bruto con una caída de 10.5% en este año, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional.

O sea, la recuperación económica no solo será prolongada sino que es incierta, y por eso cobra singular importancia el retiro de la inversión en Tuxpan, que debía activarse a partir de la próxima semana.

Creo que peor es que con lo ocurrido se desalientan las inversiones extranjeras, por ahora las únicas que pueden crear empleos.

Al boicotearse a sí mismo –siguiendo el hilo de lo que dice Zepeda Patterson– y confrontar a los dos Méxicos, al perder el apoyo del 75 por ciento de los inversionistas, de los cuales depende mucho la suerte de los pobres, el presidente pierde también muchos votos, lo que explicaría el derrumbe que está sufriendo en la aprobación de los mexicanos.

Pero no se le advierte que tenga la más mínima intención de rectificar. Pagará las consecuencias.

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