Los puros pretextos

Irma Eréndira Sandoval y Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
- en Opinión

Sergio González Levet / Me perdonarán la pudibunda lectora y el pudendo lector si se ven afectados sus castos ojos -o sus también seguramente castos oídos -si es que les gusta leer en voz alta-, pero por la naturaleza de este escrito me veré obligado a usar hasta varias veces un término científico, técnico, cuyo uso se hace indispensable para determinar la significación de lo que quiero decir.

Esa voz especializada es: pendejo.

Así, empiezo por recordar ese adagio popular que dice: “Desde que se inventaron los pretextos, se acabaron los pendejos”, que nos viene a modo porque es evidente que el discurso del Gobierno de la República, encabezado por las mañaneras del presidente López Obrador, ha terminado por convertirse en una continuada serie de explicaciones (pretextos) sobre cosas que no han sido hechas correctamente por su administración.

Del original discurso flamígero en contra de la administración anterior y sus corrupciones sin límite, se pasó a la exaltada relatoría de los caminos que se empezaban a recorrer para darle forma a la mentada Cuarta Transformación. Y ahí empezó a tensarse el hilo de la cuerda de la aceptación popular, porque no se terminó con la corrupción, como se esperaba y, por el contrario, se empezaron a filtrar informaciones sobre actos de los nuevos funcionarios en los que se cernía la sospecha de que se estaban sirviendo con la cuchara grande, a un lado de la ley y la honorabilidad, que eran las banderas del candidato AMLO.

Y ahí traigo un dicho que viene desde la Conquista: “Como dice Hernán Cortés, el que parece pendejo, por lo general lo es”.

El demonio de la duda cayó ni más ni menos que sobre la responsable principal de la cruzada contra la corrupción, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, Secretaria de la Función Pública y esposa de uno de los chairous más afamados, el gringo John Ackerman, con el que forma la pareja más intensa del grupo cercanísimo al patriarca de Morrena. Las propiedades y la fortuna que les han salido a estos dos adalides se contradicen con la austeridad republicana que ha tomado AMLO como estandarte.

De esa manera, tuvo que nacer una tercera vertiente discusiva que consistía en acusar de todo a los conservadores, a quienes están fabricando una conjura para bajar del poder a López Obrador y a su Movimiento de Regeneración Nacional, de donde sale el acrónimo Mo-rre-na.

Por esas acusaciones emergentes, que cada día son más e involucran a otros miembros del lopezobradorismo, el discurso gubernamental ha sufrido una cuarta transformación, y ahora se vuelca a atacar directamente a todo aquel que se atreva a tocar hasta con el pétalo de una rosa a la rimbombante honestidad oficial, hecha por decreto y sustentada en declaraciones cada vez más atrevidas y cada vez más alejadas de la realidad.

El problema verdadero es que no saben cómo sacar el buey de la barranca, y no atinan a hacer las cosas bien, mientras el país se les deshace.

Y aquí recuerdo otro dicho, muy de mi pueblo, que se usa en el juego de barajas: “Tercia en manos de pendejo no crece”.

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