Sergio González Levet /
Cuando me vuelva viejo y se me caiga el pelo,
dentro de algunos años,
¿seguirás mandándome tarjetas del Día del Amor,
felicitándome por mi cumpleaños y regalándome una botella de vino?
Si hubiese estado fuera hasta el cuarto para las tres,
¿cerrarías la puerta?
¿Aún me seguirás necesitando, aún me seguirás alimentando,
cuando tenga 64 años?
Paul McCartney era un quinceañero cuando compuso una canción pre-rockera que se llamaba When I was about 15. Era una melodía tranquila, más en el estilo de las viejas Big Bands gringas, que los iniciales Quarrymen y luego los Beatles aprovechaban en The Cavern -el pequeño bar de Liverpool en el que empezaron su carrera musical- cuando se descomponía alguno de los amplificadores.
Paul se sentaba en el piano, y cantaba la melodía, a la que le iba improvisando letras, hasta que los técnicos de sonido hacían su trabajo y podían volver a las estridencias del rock.
Tú también serás vieja,
y si me lo pides
me quedaría contigo.
Podría ser útil y reparar un fusible
cuando se haya ido la luz.
Tú puedes tejer un suéter sentada junto a la chimenea,
Y el domingo por la mañana juntos ir a dar un paseo.
Arreglar el jardín, cortar las hierbas…
¿Quién podría pedir más?
¿Aún me seguirás necesitando, todavía me seguirás alimentando,
cuando tenga 64 años?
En 1966, el papá de Paul, don James McCartney, cumplió precisamente 64 años y su famoso hijo hizo una nueva letra y se la puso a la melodía original, como un regalo de cumpleaños.
Con todo, la primera versión de la canción no le gustaba mucho a los Beatles, así que entró en acción George Martin, quien en otro de sus geniales arreglos le puso tres clarinetes, hizo que Paul cantara más rápido para que pareciera una voz como de adolescente y quedó la versión definitiva, que entró en la novena pista del álbum Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
John Lennon declaró que no podía creer lo hermosa que había quedado la canción, después de las intervenciones musicales de Martin.
Podríamos alquilar una casita todos los veranos
En la Isla de Wight, si no es demasiado pretencioso
-deberíamos escatimar y ahorrar desde ahora-,
con nuestros nietos en tus rodillas,
Vera, Chuck y Dave.
Y como era de esperarse, se volvió un clásico más del conjunto de Liverpool.
Un clásico que mis hijos y mi esposa me cantarán nuevamente el viernes 26 de junio, y esta vez con todo regocijo, porque tendré la fortuna de llegar felizmente los 68 años, y podré gozar en adelante la limosna/subsidio que Andrés Manuel López Obrador otorga a todos los mexicanos que lleguen a esa edad.
Tendré que pensar seriamente en qué voy a gastar los 2,600 pesotes que voy a recibir en adelante cada dos meses, y para eso me he puesto a escuchar concienzudamente la canción de la Bartola, de genial Chava Flores.
Y por cierto, Paul ahora tiene 78 años y sigue componiendo y cantando, para fortuna de la música y de sus fans, entre los que me cuento gozosamente.
Mándame una postal, escríbeme unas líneas,
con tu punto de vista
que indique con precisión qué es lo que quieres decir.
“Atentamente tuya”, mándala.
Dame una respuesta, rellena un formulario:
“Mía por siempre jamás”.
¿Aún me seguirás necesitando, todavía me seguirás alimentando
cuando tenga 64 años?
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