Ahora que la titular de la Función Pública ha sido cuestionada, ella y su esposo John Ackerman, con respecto a su patrimonio, lo que debería hacer es dar un ejemplo de transparencia y mostrar el origen lícito de su patrimonio. Pero no lo hace, antes bien la señora se defiende como verdulera, descalificando el origen del cuestionamiento. Peor está su esposo John Ackerman, quien en un mensaje de Twitter señaló: «No estamos obligados a explicar nada a nadie con respecto al patrimonio privado que alcanzamos a construir con gran esfuerzo».
¿En serio? Con esta frase el marido de la secretaria de la Función Pública anula la labor que debería llevar a cabo su esposa. Por supuesto que están obligados a explicar el origen de su patrimonio privado; ellos son funcionarios públicos. La valentonada de Ackerman al soltar esa frase, «no estamos obligados a explicar nada a nadie» es sólo el espíritu de lo que significa pertenecer a la Cuarta Transformación.