La cultura política nacional es asombrosamente surrealista. La postura que asumió el presidente Andrés Manuel López Obrador en el mes de marzo refugiándose en una estampita de un santito, pasó a un receso de varias semanas donde se supone que alcanzó a comprender la peligrosidad que representaba el enemigo invisible más letal de carácter biológico. Hoy, México ha rebasado los 20 mil muertos y la terquedad de la curva epidemiologia no ha sido domada. Desgraciadamente, Brasil y México representan el 80 por ciento de contagios y decesos.
Esto ha ocasionado que la economía se paralice. Se han perdido miles de empleos formales y muchos otros ya están formados en el empleo informal. Algunos analistas creen que este sexenio no será suficiente para recuperarse de las secuelas que dejara el Covid-19. No hay empleos para los mexicanos, la inflación ataca a una clase media que hace esfuerzos desesperados para no descender más, ya que su poder adquisitivo se ha visto mermado.
La caída del Producto Interno Bruto (PIB) en México es del 7.5 por ciento. Y el estancamiento en el ingreso por mexicano que trabaja es de del 0.09 por ciento por año. Y es que, no es que seamos pesimistas, pero es mejor conocer, cuál será el suelo que estaremos pisando. Ojalá y que el presidente y sus hombres tengan una estrategia eficiente, para que pronto salgamos del atolladero que tenemos ante nuestras narices.
Comentarios