Arturo Reyes Isidoro / Cada que hay una elección, antes de que el OPLE dé a conocer un resultado preliminar, entre los primeros que tienen números casi finales son los dirigentes de los partidos políticos.
Ello debido a que sus representantes de casillas les envían copias de las actas con los resultados y de ahí estiman una tendencia.
Resulta extraño por ello que los dirigentes del PAN, del PRI y del PRD titubeen ahora y no tengan información confiable de cuántos cabildos aprobaron y cuántos no la reforma “electoral” de Morena.
El viernes se presentaron en el edificio del Congreso local a solicitar copias certificadas de las actas de cabildo para confirmar la “autenticidad y legalidad” del proceso.
Se supone que sus alcaldes, síndicos y regidores debieron tenerlos al día, y de haber habido irregularidades también, para que las hubieran denunciado, pero estos dirigentes no dieron señales de vida sino hasta un mes después de que se aprobó la reforma, solo cuando del partido en el poder se anunció que ya habían alcanzado la cifra mágica: 107.
Con toda razón el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Juan Javier Gómez Cazarín (JJGC), les respondió, en declaraciones, que mejor le preguntaran a los alcaldes de sus partidos cómo habían votado.
“Lo que sí se me hace muy raro es que ellos saben bien cuáles son sus municipios, donde gobiernan sus partidos, creo que es más fácil que les pregunten a los ediles, cómo fue que votaron y pues se van a dar cuenta”, declaró el sábado.
Lo cierto es que, sin restarle méritos al presidente de la Jucopo, le echaron montón para lograr la aprobación no de 107 cabildos sino de otros más: Eric Cisneros, Zenyazen Escobar y operadores de la corriente verde-priista-fidelista.
Hasta donde tuve información, le pararon cuando llevaban ya 130 cabildos a favor, porque solo necesitaban 107, pero tenían amarrados otro buen número.
Se ven muy mal estos dirigentes opositores (solo los atendió para recibir su queja una secretaria recepcionista, nadie de nivel) porque en total entre el PAN y el PRI-Verde tienen 151 alcaldes mientras que Morena gobierna en solo 17, lo que deja más que claro que no tienen control sobre los suyos.
Tenían las alcaldías suficientes para bloquear la reforma, pero sus presidentes municipales pactaron con los morenos. Pero no solo contaba el voto del alcalde sino que era el de los cabildos enteros, luego entonces, o los presidentes no controlan a sus síndicos y regidores o de plano todos se pasaron con el enemigo.
Morena hizo lo suyo. Negoció, apretó, pactó y obtuvo lo que quería. Tiene el control político del Ejecutivo, del Legislativo y del Judicial así como de casi todos los organismos “autónomos”, además, ahora, de la mayoría de los municipios del Estado. Ya casi carro completo, de todas todas. El PRI redivivo.
Si les dieron la espalda ahora sus munícipes, ¿qué certeza tienen los dirigentes del PAN, del PRI y del PRD de que para la elección de 2021 no lo volverán a hacer? Si Morena ya los pudo planchar, lo volverá a hacer el otro año máxime que ya estarán de salida y no querrán tener problemas con el ORFIS, además de que necesitarán “manteca” para sobrevivir en la banca por si no agarran hueso de inmediato.
Si así como ahora están de desinformados los dirigentes partidistas opositores lo van a estar a la hora de impugnar ante tribunales, entonces ya estuvo que la reforma “electoral” llegó para quedarse.
¿Alguien se imagina, por ejemplo, que si el presidente panista hubiera sido Miguel Ángel Yunes Linares le hubieran comido tan fácilmente el mandado, como quitarle su helado al niño de siete años al que su mamá envió a la nevería por su barquillo?
A menos de un año para las elecciones, en Morena ya les tomaron la medida. Grave para ellos.
Todavía peor en el caso del presidente del CDE del PRI, Marlon Ramírez Marín, cuando el alcalde de Orizaba, de su partido, Igor Rojí López, no solo salió a desmentirlo, a decir que no lo presionó el secretario de Gobierno, Eric Cisneros, para que votara a favor junto con otros integrantes de su comuna, que lo hicieron libremente, sino que, además, si por él fuera no le daría ni un quinto a los partidos políticos. ¡Zas!
El tema lo sacó ayer a colación una reportera en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo agarró fuera de base pues respondió que no la conocía. El gobernador le dio detalles. De inmediato expresó su deseo de que se aplique “en todas partes” e indirectamente se lanzó contra el PAN.
Se entendería, pues, que avaló la reforma que se hizo en Veracruz, lo que hace suponer que respaldará al gobierno de Cuitláhuac en la disputa legal que iniciará la oposición para tratar de echarla abajo.
¿La confianza mata al hombre y embaraza a la mujer?
En realidad, con la planchada que le dio Morena a los alcaldes panistas y priistas (y de otros partidos presuntamente opositores), siendo la mayoría en el Estado, fue la segunda vez que agarró a sus dirigentes partidistas en el limbo.
La primera, cuando se encerraron en cuarentena porque creyeron que de veras todos guardarían un receso, mientras que los otros tejían su reforma sin hacer ruido y el 12 de mayo, ¡zas!, de pronto que meten el tema en el orden del día de la sesión de ese día y que aprueban la reforma.
Ya se vio la picardía que han adquirido los morenos pues cuando supuestamente el tema, el único, que debía interesar y al que se debía dedicar toda la atención era el de la pandemia, ellos no pararon de hacer política. PAN, PRI y PRD, pues, fueron también víctimas del covid-19.
Cuando todo vuelva a la normalidad, sus dirigentes comprobarán que nada volverá a ser como antes, que mientras se mantenían en cuarentena… política, la epidemia morenista avanzaba y llegaba para quedarse.
Insólito. Los sorprendieron como si fueran principiantes. Subestimaron a sus contrincantes. Pagarán las consecuencias.
Y AMLO sigue abonando el terreno
El presidente cumple su guión al pie de la letra. Vino ayer a reapuntalar al gobernador. Se advirtió que le dieron instrucción al delegado federal Manuel Huerta que le diera toda su información sobre los programas sociales en Veracruz para que él la diera a conocer y así lo hizo en su intervención.
Huerta tuvo que sacrificarse en Perote y salirse del acto para atender a familiares de reclusos del penal de Villa Aldama. En cambio, en la zona militar nadie atendíó a familiares de desaparecidos que querían hablar con el presidente, lo que fue lamentable.
Y AMLO se subió al mismo tren y, oootra vez, repitió programas, cifras, número de beneficiados, programas por activar y mucho bla bla, ordenó que el titular de la Defensa Nacional hablara del tema de la seguridad en el Estado, pero no hubo un solo anuncio de acciones complementarias para reforzar las acciones que den tranquilidad a los veracruzanos.
Entre tanto palabrerío, algo que me dejó frío es que no obstante que López Obrador volvió a repetir que Veracruz tiene todas las características de una república, el general Luis Cresencio Sandoval reveló que entre elementos federales, estatales y municipales (soldados, 2,743; marinos, 1,619; guardias nacionales, 3,460; de Seguridad Pública, 4,254; y de los ayuntamientos, 6,343), el total de hombres dedicados a la seguridad en el Estado es de 18 mil 418, cuando somos más de 8 millones de habitantes. Hoy mismo conseguiré también mi estampita de “Detente” para protegerme de la delincuencia.
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