En su optimismo rebosante, por ahí algunos ingenuos creen que ya está lista para ocupar las mismas pantuflas que calza el amo y señor de la 4T. Lo que estos avezados olvidan es que la manera de hacer política en México ha cambiado por completo. Las normas y reglas no escritas y que daban resultado en el pasado, ya no funcionan, se quedaron obsoletas. Ahora pesa más el saludo y las palmaditas en la espalda que otorga el pueblo. Los electores son los que quitan y los que ponen.
Y, a cómo van las cosas, está muy verde para que Rocío Nahle sea la primera mujer en gobernar el estado de Veracruz y, aclarando las cosas, no es por asunto de género, es porque la señora de las energías “pos” nomás no conecta con el pueblo. Pareciera que la funcionaria tiene un carácter muy fuerte y que éste sólo lo hace más terso cuando está presente el Ejecutivo federal. Además, los ingenuos avezados subestiman a un senador que con cualquier partido político ganaría de calle la codiciada gubernatura. Pero como dijera la inolvidable Lolo Navarro, «pero esa es otra historia».