Edgar Hernández*
Se desmorona la república.
Tanto que significó la esperanza del arribo de un buen presidente para que a la vuelta de unos meses el guía moral y representante del infelizaje por quien votaron 30 millones de ciudadanos, Andrés Manuel López Obrador, se convirtiera en el enemigo público número uno de México.
Y es que en el día a día la lista de enemigos se le hizo larga.
Primero fueron los ex presidentes –por cierto intocables- que aparecen de manera simultánea a esos enemigos invisibles, los conservadores, los “fifís” le todos los días le hacen la vida imposible.
Le siguieron los periodistas, salvo “El Molécula” y “El tuerto”, luego los deportistas, los empresarios, los médicos y las enfermeras.
A los enemigos del Peje se han sumado actores y comediantes, los periodistas críticos y los periódicos nacionales Reforma y El Universal, así como las televisoras y los medios internacionales The Wall Street Journal, el Washington Post y el Financial Times, así como El País, de España.
Como enemigos a muerte también están los empresarios a quienes impide contraten préstamos con el BID e inversionistas de energías limpias porque compiten con CFE.
También ha procedido contra empresarios extranjeros a echar abajo una inversión de 900 millones de dólares destinados a la construcción de la cervecera “Constellation Brands” en Mexicali.
Ello previo a la cancelación del proyecto del aeropuerto de Texcoco heredando al gobierno federal un adeudo de 120 mil millones de pesos, sin contar multas y recursos comprometidos.
El caso es que en 18 meses se han fugado del país 250 mil millones de pesos ya que nadie quiere invertir con este régimen. La versión del presidente es que ante la crisis mundial los inversionistas buscan mayor protección… “pero pronto regresarán”, ha prometido.
La suma de enemigos, sin embargo, va en aumento.
El presidente ayer no amaneció de buen humor por lo que la emprendió contra la comunidad científica recortando los presupuestos al Conacyt, el CIDE y el Cinvestad en un 75% porque son “corruptos”, particularmente en el Conacyt “eso está demostradísimo”, dijo el Peje al compararlos con los “Científicos” del Porfirismo.
Y eso de congelar a la Universidad Autónoma Metropolitana 110 millones por el decreto de austeridad, así como el golpe por la espalda a la ciudadanía.
En medio de la pandemia, la reclusión obligada y la falta de dinero en el seno familiar, de manera subrepticia, en lo oscurito, en el mátalas callado se aumentan las tarifas de luz hasta en un 150 por ciento.
¡Vaya irresponsabilidad!
La rifa del avión presidencial que se rifa, pero no se rifa; el aeropuerto de Santa Lucía en un terreno donde hay un cerro que obstaculiza la construcción de la pista principal; la millonaria inversión para la refinería de “Dos Bocas” en momentos en que el precio del barril de petróleo se cotiza en menos de un dólar, y eso de conformarnos –como en Cuba- con “un par de zapatos, un pantaloncito y un auto usado porque ¿para qué queremos más?”.
Toda esa efervescencia de la república por el cuestionado manejo presidencial nos está llevando incluso a la ruptura del pacto federal.
Ya son cinco las entidades que han advertido la ruptura del pacto fiscal previo a la ruptura del pacto federal, ante la inequidad financiera y el apartamiento político, lo cual nos llevaría a que la república perdiera más de la tercera parte del país, como en la época del dictador Santa Anna.
El tema de la pandemia es otro caso.
Del “hay que abrazarse y besarse” al perdimos un millón de empleos; de “hay que salir a pasear y comer en las fonditas” al tercer lugar en infección y muertes por Covid-19 (hasta anoche 81 mil 400 contagiados y 9 mil 44 decesos); del ya se “aplanó la curva” al 83% de aumento de infectados; del “Quédate en Casa”, a dar por terminada la cuarentena a partir del primero de junio y reanudar la actividad laboral, justo en el pico de la pandemia, justo cuando se anuncia el crecimiento siete veces de contagios desde que se declaró la Fase 3.
Algo pasa en el cerebro de este amigo.
Como que nada le sale y el desgaste del discurso presidencial lo está llevando a cometer locuras.
Todo en el marco de señalados actos de corrupción, compra de productos, servicios, insumos y obra pública sin licitación; adquisición de tapabocas y respiradores a precios exorbitantes en donde se favorece a la familia de la familia en el poder al igual que el nepotismo como ejemplo a seguir para todo gobierno de extracción morenista.
Por lo pronto para los próximos días ya se anuncia la presencia en Veracruz del Peje y cinco secretarios de estado –sin tapabocas- de cara a bloqueos carreteros que mañana inician en Xalapa en protesta mimos que le darán la bienvenida en Coatzacoalcos.
“¡Esos son los enemigos de México, los conservadores!”, seguramente gritará AMLO olvidando que el primer conservador es él.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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