Jorge Viveros Pasquel / (Def. El robo es un delito contra el patrimonio, consistente en el apoderamiento de bienes ajenos de otras personas de manera fraudulenta)
Confieso que sentí cierto grado de satisfacción hace unos días que vi en redes sociales cómo una víctima, al defenderse de un ladrón, lo mataba con su propia arma. La misma reacción de agrado vi replicada en muchos comentarios de otros conocidos que obviamente son consecuencia de una ola de crímenes, que no paran, en contra de la vida y del patrimonio de gente honesta. No entraré a debatir aquí sobre la “legítima defensa” ni mucho menos trataría de justificar la acción y el consabido riesgo del que comete y vive de este ilícito.
Volviendo al video de 15 segundos este termina con el cuerpo inerte del asaltante en una calle de México (que puede ser cualquiera en nuestro país) y al verlo tirado y mal vestido pensé en cuanto podía haber robado a un simple transeúnte; quizá quinientos o mil pesos, y ¿cuántos más como ese malviviente habrán sobrevivido el día para mañana o pasado volver a lo mismo?
Según datos oficiales el año pasado (2019) se cometieron un aproximado de 800 mil robos en territorio nacional, siendo los más comunes el robo a casa habitación, el de vehículos o bien el robo en vía pública. Suponiendo que debe ser una actividad redituable, lo cierto es que quienes se dedican a eso tarde o temprano terminan en la cárcel o el cementerio. Pero, ¿qué pasa con los que roban de manera “legal”?
Del “robo legal” poco o nada se habla a pesar de ser una práctica muy común y extendida para la cual no se requiere ni pistolas ni hay riesgo alguno de muerte o cárcel, pero de la que somos víctimas un número mucho mayor de personas que de los otros robos antes mencionados. Pero ¿quién o quiénes nos roban con la ley en la mano? Les comparto tan sólo algunos ejemplos que nos pueden ayudar a responder la pregunta.
Se calcula que en 2019 cerca de 60 millones de mexicanos contaban con al menos un producto financiero, entendido esto como cuentas de crédito o débito, préstamos bancarios, seguros, ahorro para el retiro, etc. De este universo de casi la mitad de la población, ¿a cuántos les habrá aparecido de repente un seguro de vida, uno de desempleo o algún otro “servicio” sin haberlo solicitado y con un costo de solo $30 pesos al mes?; y más importante aún, ¿cuánto sumará esa cantidad multiplicada por millones de usuarios? ¿Es menos ladrón el que te quita tu dinero de esta manera o el que usa una pistola en la calle?
Hace poco, también en redes sociales, vi a alguien que se quejaba porque no había podido hacer valida la garantía de un sartén azul carísimo anunciado por un conductor famoso y que había comprado por un infomercial resultando ser un completo engaño, lo que a los pocos minutos fue confirmado por muchos otros usuarios de cuentas reales en la misma publicación. Apostarle a vender basura, pues conoces de antemano que serán pocas las garantías que tengas que regresar el producto, ¿no es robar? Se calcula que en México el 96% de la población, es decir 115 millones de mexicanos tenemos una televisión en casa y de ellos un 36% tiene acceso a la televisión de paga. ¿A cuantos millones de televidentes llega esta información fraudulenta? ¿No es lo mismo que hacen los que venden piezas robadas en la colonia Buenos Aires de la CDMX o lo que hace el supuesto doctor cubano que dice que cura el cáncer en el Puerto de Veracruz?
Quizá dentro de la clase política sean los diputados quienes guardan el deshonroso primer sitio en ser los menos honrados y basta darle una mirada al currículo del 90% de ellos para concluir que no tienen ni idea de leyes o en su defecto de legislar, son o líderes de sectores, o pagos por favores sexuales o de apoyos en campañas. El ejemplo más visible y vil quizá sea Sergio Mayer, pero en cada estado, en cada Congreso, hay otros(as) iguales. ¿Cuántos millones de pesos al mes pagamos por ellos(as)? Hay 30 estados y calculo que un promedio de 20 diputados locales por entidad, lo que hace 600 diputados locales, más los 500 federales, que mínimo reciben un sueldo de 100 mil pesos al mes, lo que da un aproximado de 110 millones de pesos cada 30 días. ¿No es también robar el cobrar un sueldo de dinero público para el que no tienes ni remotamente una preparación? En esencia esa ambición de llevarse una tajada del pastel sin desquitarlo con trabajo, ¿no es lo mismo que criticamos de los que roban un tráiler que volcó a mitad de una autopista?
Esos son sólo tres breves ejemplos de un sistema político/financiero que avala el robo legal, la cantidad de dinero que se pierde de esta manera es muy difícil de cuantificar, pero sin duda es mayor a la que generan los ladronzuelos que vemos diariamente captados en la televisión y aparentemente no hay interés ni de los gobiernos ni de la sociedad de señalar esto como lo que es… un robo. Hoy mismo algunos cuantos personajes como los descritos se apoderarán de bienes ajenos de manera fraudulenta y no les preocupa que alguien los señale pues lo suyo, lo suyo, es un robo limpio y legal.