Edgar Hernández* /
¡Cuitláhuac, erigido en su vocero, la llena de elogios y reconocimientos que no posee!
De sí doloroso el asesinato de la periodista María Elena Ferral como para que la Fiscal provisional –hay quienes le llaman espuria- Verónica Hernández Giadáns, la utilice como bandera para que este jueves los diputados de Morena, en franco mayoriteo, le entreguen la institución los siguientes nueve años.
De pronto y a la de sin susto la Fiscal adelantó el pasado fin de semana a través de su jefe de prensa Cuitláhuac García, que el caso de la periodista asesinada a balazos por la espalda el pasado 30 de marzo en las calles de Papantla, estaba resuelto.
De nada sirvió el reclamo del gremio de que dicho esclarecimiento estaba bajo sospecha, ni que la hija de la comunicadora sacrificada María Fernanda de Luna Ferral, había sido objeto de manera simultánea al anuncio oficial, de un atentado al ser baleado el auto en el que viajaba.
En realidad desde que se cometió el asesinato número 28 en contra de periodistas, esta vez en la persona de María Elena Ferral, el caso ha estado rodeado de complicidades y encubrimientos.
De poco sirvió que la propia periodista ultimada publicara que su vida estaba en peligro por las amenazas del ex diputado Camerino Basilio Picazo Pérez y el Cartel criminal que encabeza, presunto autor intelectual, a quien sospechosamente no encuentran por ningún lado.
Sin embargo, rápido, muy rápido la Fiscalía concluyó que el periodista José Cárdenas Juárez, era cómplice del asesinato procediendo a detenerlo por un año en prisión preventiva, incomunicarlo y ponerlo en una cárcel a 100 kilómetros de Papantla.
Ello a pesar de que la Fiscalía no entregó a la defensa las identificaciones de los testigos para que pudieran ser llamados a declarar y aducir que el periodista había estado en el tiempo y lugar de los hechos, según descubrieron en unos mensajes de texto de su celular.
Extraño, muy extraño porque además al momento de su detención lo acusaron por portación de arma y marihuana que posteriormente se comprobaría que había sido sembrada.
El chiste era enchiquerarlo al igual que vincular a 11 detenidos con el crimen, cinco están en prisión y hay seis órdenes de aprehensión, una que involucra al antes citado Basilio Picazo Pérez.
De nada ha valido que entre los detenidos hay dos por delitos ajenos al crimen de la periodista y uno que ha despertado sospecha, Luis Alberto Xochihua, ex esposo de la Ferral.
El primero es el regidor séptimo de Papantla Efraín Rivera Hernández (Expediente FED/VER/PRICA/0001321/2020) y el otro es el arriba aludido, el periodista José Cárdenas Juárez (Proceso penal 462020), ambos aprehendidos en diferentes lugares luego de la balacera.
En ambos casos no hay imputaciones por el crimen de la periodista, simplemente fueron detenidos por posesión de armas de fuego y enervantes que son delitos federales, por lo que el abogado del periodista Pepe Cárdenas acusa fabricación de pruebas y sembrado del arma de uso exclusivo del ejército.
En realidad lo que buscaba la Fiscal Verónica Hernández, era congraciarse con el gobernador Cuitláhuac García en la víspera de la decisión sobre quien encabezaría la Fiscalía los siguientes nueve años.
En la contraparte, sin embargo, tanto la familia del periodista en prisión como el gremio han venido manifestando su reclamo por la ilegalidad y abuso de poder con que se están llevando a cabo las investigaciones.
Hay la percepción de que se están dejando en segundo término a los peces gordos ante evidencias concretas.
Todo sea porque se quede la Fiscal carnal.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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