La idea fue todo un éxito, pues su clientela aumentó y además se hizo popular en la colonia. Con este anuncio, los ingresos del niño subieron, pues las personas, ahora en lugar de comprarle dulces, le piden que haga mandados en su bicicleta. El niño ha resultado muy eficiente, pues los mandados los hace en cuestión de minutos.
Leslie menciona que ella fue la primera clienta en mandarlo hacer un encargo, cuando los vecinos vieron que el niño hacía mandados, de inmediato le dieron trabajo. Iker dijo que, como no se daba abasto con el trabajo, metió a su hermanito en el negocio y juntos se apoyan. Iker llega a su casa después de un día laborioso con dinero para darle a su madre.