Bernardo Gutiérrez Parra / Armando Ortiz es un periodista incómodo, molesto y una lata. Ah cómo jode ese individuo. No sólo es la piedra en el zapato de los políticos de Morena que están aprendiendo y muy bien a transar, robar, esquilmar y corromperse; es como ese fastidioso mosquito que no deja de zumbar e irritar. Pero además, es un columnista que ha documentado a lo largo de años las tropelías de uno y mil sinvergüenzas disfrazados de políticos.
A Armando no le importan los colores. Así como criticó y documentó las pillerías y excesos de Fidel, Duarte y Yunes Linares, así ha criticado y documentado los actos de corrupción, nepotismo, latrocinio, abuso de poder, abuso de autoridad y tráfico de influencias de la camarilla de rufianes de la 4T que llegaron con una mano atrás y otra adelante, y ahora disponen a su antojo del erario y viven entre el lujo y la opulencia que tanto criticaron.
En este país de Dios donde la libertad de expresión es letra casi muerta, es hasta natural que un analista como Armando ponga iracundos a los usurpadores de la democracia en Veracruz a los que exhibe un día sí y otro también en su patética miseria.
Por eso lo atacaron.
El portal Libertad Bajo Palabra que dirige fue objeto de un ataque cibernético. De acuerdo con el propio agraviado, todas las notas que publica fueron denunciadas ante Facebook como si el portal estuviera infringiendo las normas comunitarias, cuando lo único que han hecho tanto el periodista como sus colaboradores es denunciar actos de corrupción de funcionarios deshonestos.
En un video subido a las redes Armando dijo: “Hacemos un llamado al gobernador Cuitláhuac García que tal vez no sepa que algunos de sus empleados, particularmente de la Secretaría de Educación de Veracruz, están siendo utilizados para atacar a los medios de comunicación”.
Y si, tal vez no lo sepa el gobernador que contra lo que pudiera suponerse, es uno de los mandatarios estatales peor informados de este país. Un país donde por cierto, los ataques cibernéticos a los periodistas han sido virulentos y agresivos, como nunca desde que existen las redes sociales.
¿Qué ha hecho Armando Ortiz desde su portal? Denunciar, revelar, acusar, evidenciar y difundir. Es decir, lo que debe hacer un buen reportero. Y en lugar de réplicas, aclaraciones o precisiones, lo que recibió fue un ataque a la Fanpage de su portal.
Aunque todo mundo sabe que la agresión vino de arriba y que los involucrados lo van a negar, el ataque fue inútil.
Al final del día la página Libertad Bajo Palabra volvió a funcionar. Y en el hipotético caso de que no hubiera sido así, Armando Ortiz siempre encontrará la manera de seguir denunciando, revelando, acusando y evidenciando.
En más de una ocasión lo que expreso en mis columnas ha chocado con los comentarios que Armando escribe en las suyas. Y si no ha pasado nada porque eso se llama pluralidad y respeto a las ideas. Además, para eso es una columna: para comentarse, discutirse, aplaudirse o rebatirse; nunca para atacar al autor o a su fuente de trabajo.
El problema en el país y principalmente en Veracruz no son los periodistas incómodos, sino los funcionarios obtusos, mostrencos e ignorantes que una vez encaramados en el poder perdieron la brújula.
Mi solidaridad para Armando y mi rechazo y desaprobación a quienes inútilmente tratan de maniatar y acallar la libertad de expresión.
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