Alberto Calderón P.* / Vemos los videos, fotografías, leemos en los periódicos impresos y digitales, como los animales se acercan a las zonas urbanas, deambulan por las calles mientras nosotros nos encontramos protegidos por las paredes del hogar, esperando no contagiarnos del virus.
Los comentarios abundan en torno a este acontecimiento, se dice que los animales recuperan sus territorios perdidos, dejen decirles que también lo hacen por curiosidad, otro elemento es la búsqueda de alimento. En realidad es una muestra palpable de que nos encontramos cerca los unos de los otros y este fenómeno también se puede deber al cambio climático que ha provocado el movimiento de los seres vivos de sus territorios hacia otros en donde encuentren alimentación y subsistencia. En el caso de los humanos el deterioro de las tierras improductivas por prolongadas sequías se hacen improductivas o los implacables fenómenos naturales alterando los ciclos agrícolas, otro fenómeno que no se ha hecho nada por radicarlo es la generación de violencia, aunado al acaparamiento de bienes y servicios creando riqueza en pocas manos por un lado y la falta de oportunidades con el consecuente crecimiento de la pobreza, por el otro hacen que los desplazamientos sean cada vez mayores.
Algunos medios indican que el Coronavirus nos tomó por sorpresa, pero es falso los medios de información serios han ido documentando a los largo de los últimos años las manifestaciones de los virus que aparecieron como el Ébola detectado a finales de los años setentas, y documentado en el 2013 por la Organización Mundial de la Salud, contagiado a los humanos por los murciélagos de la fruta y entre personas, el H1N1 originado en México en 2009 en el mes de marzo y convertido en una pandemia, este virus también fue producto de una enfermedad de origen animal, se especula que se originó en las granjas Caroll en el municipio de Perote en el estado de Veracruz. El reciente brote de Sarampión que se consideró por algún tiempo erradicado en nuestro país, así podríamos seguir mencionando casos.
Los investigadores han estado advirtiendo de esto muchas veces, los riesgos provocados debido al cambio climático, ésta es una inmejorable oportunidad para asumir que nos encontramos en el primer tercio del siglo XXI, debemos iniciar una forma distinta de vivir, si no hacemos algo hoy nos acercaremos más a otras pandemias con resultados catastróficos y al incremento de desastres naturales, cada vez más destructivos y mortales.
Debemos crear las bases de un nuevo orden social, basado en la integración de grupos cada vez más amplios, que realmente se comprometan con la defensa y protección de nuestro planeta. Apoyar la promoción de energías renovables, y remarcar de forma permanente el abandonar paulatinamente las sustentadas en energías fósiles.
Una vez que los gobiernos valoren las afectaciones de esta pandemia, es cuando puede dar inicio esa transformación tan necesaria para la vida, para preservar nuestra especie por más tiempo en el planeta, lo que no hagamos hoy repercutirá en los habitantes de mañana. Tenemos que iniciar una nueva era donde muchas cosas no tienen que hacerse forzosamente más rápido, aprenderemos a hacerlas más eficientes, nosotros debemos sembrar la semilla para cambiar nuestros hábitos alimenticios, de comunicación con los demás, la salud física, podemos realizar renovadas relaciones familiares con nuestros hijos para inculcar y fortalecer los valores humanos. Así que manos al agua y al jabón y saliendo manos a la obra.
A usted le pido ¡Qué por favor sea feliz!
* Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO)
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