A la mayoría de los gobernantes se les olvida que están ocupando un puesto de mando debido a la voluntad de miles de votantes. La mayoría de ellos confunden lo que significa ser un verdadero estadista a un simple gobernante de paso. Deben entender que un estadista se anticipa al futuro, no inaugura obras para recibir aplausos, no le endosa sus errores a quienes lo suceden en el cargo ni gobierna mirando las encuestas, algo que regularmente hace el gobernador de Veracruz. Si su gobierno no crece, y si no puede abatir la inseguridad, culpa de ello a sus antecesores. Si las encuestas no le favorecen, señala que están maiceadas.
Cuitláhuac García olvida que un estadista sueña con un imposible, pero sabiendo que es posible; es un líder conductor con visión de un estado progresista y empuña fuertemente un modelo económico y social para impulsarlo con energía en beneficio total de su pueblo. Algo que no ha hecho por Veracruz. Sin embargo, el error del hijo del Profe Atanasio es que ha delegado responsabilidades en un grupo de camaradas que sobresalen por su incompetencia y ganas de enriquecerse, ahí está el caso de los titulares de la SEV, de Salud, Turismo y del mismo secretario de Gobierno.
De modo que Cuitláhuac García será recodado como un simple gobernante, como un líder ocasional que ejerció el poder desconociendo el pasado sin entender el presente de Veracruz. Será recordado como el ingeniero que dejó pasar una oportunidad que jamás volverá a tener en su vida.
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