María Elena Ferral llegó una tarde de abril de 2016 para buscar el apoyo del Club de Periodistas de México pues, según ella, Basilio Picazo la había amenazado de muerte. De acuerdo con datos recabados en ese entonces, María Elena Ferral estaba con sus hijas en un restaurante de la zona norte de Veracruz. En algún momento ella tuvo que salir a revisar su camioneta, pero sus hijas se quedaron en la mesa del restaurante. En ese momento entró Basilio Picazo con sus secuaces. En la plática salió a la luz el nombre de la periodista, a lo que Basilio Picazo dijo: «Ya la dejé vivir mucho, la voy a mandar a levantar, de estos días no pasa».
El Club de Periodistas de México apoyó a la compañera para que acudiera a la CEAPP para hacer su denuncia. Sin embargo, no pasó una semana para que la periodista hiciera las paces con Picazo; eso está bien. Sin embargo, trascendió que la conciliación se logró gracias a la intervención de Jorge Carvallo, donde estuvieron de por medio unos juegos de placas de taxi; eso no estuvo bien. La tarde del miércoles 29 de abril llegó a nuestra redacción una nota donde se dan los pormenores de la relación entre María Elena Ferral y Pedro Manuel Martínez Castillo, delegado de la Fuerza Civil en Papantla.
El texto afirma que periodista y policía mantuvieron una relación sentimental; no nos consta. Lo que sí nos consta es que en los últimos meses la periodista se convirtió en vocera de este personaje. Son muchas las notas en El Heraldo de Poza Rica, en El Heraldo de Xalapa, en El Sol de Tampico, en Diario de Xalapa donde la periodista muestra las bondades de Pedro Manuel Martínez Castillo, quien ya llevaba de cenar a enfermos en los hospitales o se intensificaban las actividades de la policía de tránsito, o se ponía en marcha el operativo “Escuelas Seguras”. Y la Fiscalía, ¿ya le buscó por ahí?
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