La Fiscalía General del Estado (FGE) está urdiendo una trama novelesca con el caso de María Elena Ferral. Como ya lo hemos venido señalando, se requieren culpables, no “chivos expiatorios”; se requieren pruebas, no suposiciones; se requiere justicia, no el capricho de un secretario de Gobierno que está metiendo sus gordas manos en el caso, manejando a su empleada la fiscal espuria, a su antojo. Si nos dejamos llevar por la versión de la Fiscalía, quien hasta el momento ha girado 11 órdenes de aprehensión por el asesinato de María Elena Ferral, deberemos creer que ella era la periodista más odiada del norte de Veracruz.
No sólo se giró orden de aprehensión en contra del periodista José Cárdenas, sino que ahora también en contra de Basilio Picazo, en contra de Alfredo Zavala y una media docena más, a quienes implican por el asesinato de la periodista. Las amenazas de Basilio Picazo las tenemos reportadas desde el 2016, cuando María Elena Ferral acudió al Club de Periodistas para pedir el apoyo que se le brindó.
Vale mencionar que a los pocos meses la periodista ya había hecho las paces con el exalcalde que la amenazara. Ahora, le reviven a Picazo esas amenazas y hasta catean la casa de su suegra. Como señalamos, la Fiscalía urde una trama que se le está enredando, y de la que va a ser muy difícil que salga.
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