Esto significaría que José Cárdenas, conociendo los movimientos de la periodista, avisaría a los asesinos para que la encontraran en un punto determinado y ahí la ultimaran. Pero si María Elena Ferral hizo esa denuncia con anticipación (algo que se tendría que probar), ¿cómo es que estando en la notaría de Donaciano Cobos, mandó un mensaje a José Cárdenas para que la alcanzara en ese lugar? La esposa del periodista acusado tiene los mensajes que María Elena envió al teléfono de su esposo y ahí le dice dónde estaría.
Si, como trascendió, María Elena desconfiaba de José Cárdenas, ¿por qué ponerlo al tanto del lugar en que se encontraría? Lo que también pudiera suceder es que los encargados del ministerio público den una lectura contraria a los mensajes que envió Maria Elena Ferral y supongan que, al enviar su ubicación a José Cárdenas, pues de ahí deducen que el periodista la “puso” para que los criminales la asesinaran. Pero en un caso así se requieren pruebas, no supuestos; se requieren culpables, «no chivos expiatorios».