Sin embargo, un albañil de 70 años, que ni siquiera sabe leer y escribir, a quien los secuaces de Javier Duarte anotaron como socios de una empresa fantasma, acaba de entrar al penal de Pacho Viejo acusado de daño patrimonial por 112 millones de pesos.
Los testimonios recogidos por Verónica Huerta de la agencia AVC son contundentes: «Vamos al día, todos trabajamos, ni siquiera tenemos para pagar un abogado, nos hemos endeudado para venir hasta acá, verlos, saber cómo están y ver qué pasará en las audiencias. Se nos hace injusto, tan solo vean como somos, ¿A poco se nos ve pinta de que somos socios de empresas? No tenemos dinero». Lo que está sucediendo con estas personas no tiene nombre. Arbitrariamente usaron su nombre para crear empresas y robar dinero, y ahora son ellos los que deben de pagar por los que robaron y gozan de libertad.