De repente los héroes que pocas personas aplauden y que pocas personas reconocen su difícil labor, se han convertido en los apestados que pocos quieren tener de vecinos o cerca de ellos. Los doctores y enfermeras de todo el mundo están pasando una fuerte crisis laboral y psicológica, en su labor, se tienen que arriesgar a ser infectados con tal de brindar ayuda y en su psique se ven afectados por el maltrato que las personas ignorantes les dan. En el Poblenou de Barcelona, a una ginecóloga le pintaron directamente en el coche con las palabras “rata contagiosa”, para que no tuviera lugar a dudas de que no era bienvenida en el edificio donde vivía.
La doctora Silvina se quedó en estado de shock ante aquella burda y tremenda humillación. En Francia, una enfermera que trabaja en el hospital de Dourdan encontró en el parabrisas de su automóvil un letrero que decía: «Si se confirma un caso en el edificio, usted será responsable». El letrero estaba firmado por las personas del barrio donde vive. La tensión acumulada le pudo y se echó a llorar allí mismo.
La enfermera dijo ante un medio local lo siguiente: «El coronavirus nos ha tomado por sorpresa. Ha vuelto del revés nuestro mundo. Ha metido nuestras emociones en una batidora y nos las ha devuelto entremezcladas y confusas». Para las personas que admiran la labor de los enfermeros y doctores han dicho lo siguiente: «No hay ninguna razón, ni excusa ni pretexto posible para atacar a quienes nos protegen, nos salvan la vida, arriesgando la propia o se exponen cada día para asegurarnos los servicios mínimos que necesitamos. El miedo, en ninguna de sus formas, es pretexto suficiente para esos ataques. La ausencia de empatía, el egoísmo abismal y la ignorancia, sí». Hagamos conciencia
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