Jorge Flores Martínez / Lo que vimos en la cumbre de la OPEP+ es el claro ejemplo de lo que no debe hacerse. El mundo produce algo así como 100 millones de barriles de petróleo diarios y el mercado se ha reducido más del 20%. Una disminución en la producción, como la lograda en esta reunión de la OPEP+, de poco más de 10 millones de barriles diarios, con una crisis grave en almacenamiento, es absolutamente insuficiente, no cambiará la tendencia a la baja en el precio en el corto y mediano plazo.
El posicionamiento que quería demostrar la OPEP+ era político, declarar al mundo que los grandes productores, entre los que no está México, se pueden poner de acuerdo para probar que son capaces de ordenar el marcado energético, por lo que se observa, fracasó, y tendrán que ir por otra ronda de negociaciones.
Lo más inteligente era dejar que el precio lo regulará al mercado. Cerrar pozos que no sean económicamente viables y esperar mejores momentos.
Era el momento de México, dejar de producir barriles que vendemos más baratos que el costo de producción, pero en nuestro país vivimos la era de la ideología sobre la realidad, defenderemos nuestra soberanía nacional basada en un hidrocarburo antes que en el bienestar de todos. Ya lo intentamos con López Portillo y perdimos la apuesta, les puedo asegurar que la volveremos a perder irremediablemente en esta ocasión.
El tema era suspender la construcción de la refinería de Dos Bocas y destinar esos miles de millones de dólares en salvar vidas y empleos en México, pero esto no va suceder, llevaremos los sueños presidenciales al límite, al costo que sea necesario, no importa la chocante realidad, es el sueño del presidente el que esté en juego, es su proyecto de cuarta transformación la que nos debe preocupar.
En otro tema, hace un par de días, cuatro gobernadores plantearon la necesidad de revisar el Pacto Fiscal Federal, ya que consideran que es una constante el maltrato que se le da a los estados que generan riqueza y empleos, lo que buscan, dicen, es llegar a un acuerdo, más que romperlo.
Estoy de acuerdo que es necesaria la revisión de este Pacto Fiscal, después de todo tiene más de cuarenta años y es mucho lo que ha cambiado el país en todo este tiempo. Lo que no me gusta es el momento, creo que no es políticamente correcto incluir este tema en la agenda nacional en plena crisis sanitaria. Tampoco me gusta el tono de ultimátum que le imponen al gobierno federal, “lo que buscan es llegar a un acuerdo, más que romperlo”, es decir, el límite a negociar es el rompimiento.
No me gusta que políticos en un afán protagónico toquen la puerta de un desmembramiento nacional, si se abre no va a traer nada positivo. No hay nada bueno en tener estos temas abiertos en estos momentos. El gobierno federal debe acordar con los gobernadores para tratar este tema en unos meses, ahora no es el momento, pero debe hacerlo con la mayor seriedad y capacidad política posible.
Entiendo la desesperación de estos gobernadores, puedo hasta comprender que algunos consideren deseable partir a México en dos o más partes, pero de lo que estoy convencido es que esto, de darse, no será pacíficamente.
Las tres transformaciones que tanto menciona el presidente López Obrador solo trajeron atraso y más pobreza, hemos perdido décadas enteras en
recomponernos como nación después de cada “transformación”. La primera, la Independencia, resultó en cientos de miles de muertos, una serie de gobiernos débiles y la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio. La segunda, una guerra cruel interna y que potencias extranjeras intervinieran en nuestro país. La tercera, una revolución que cambió todo para que todo siguiera igual o peor, millones de muertes y décadas de atraso económico.
Espero que la Cuarta Transformación sea pacífica como lo promete el presidente. Si estando en paz, tenemos año con año miles y miles de muertos, no quiero imaginarme lo que sería si no lo estuviéramos.
Vamos a concentrarnos en los temas nacionales que son importantes: salir de la crisis sanitaria, librar la crisis económica que se nos viene encima y atender el ya muy complicado día a día.
Aunque yo agregaría, suspender obras inútiles como la refinería en un pantano, el trenecito mágico y el aeropuerto con cerro.
Para terminar
Mi admiración, reconocimiento y respeto a todos los trabajadores de la salud. No hay palabras para expresar mi agradecimiento, cualquier palabra, por bella y elocuente que sea, no alcanza para agradecerles todo lo que hacen por nosotros.
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