¿Por qué? Porque Fidel debe seguir contemplando su miseria, debe tener tiempo para mirarse al espejo tal como una vez le escribí, cuando todavía era gobernador: «Sólo una cosa más señor Doctor, cierta noche, cuando esté solo en su habitación acérquese a un espejo, mírese fijamente a los ojos y pregúntese si está orgulloso del sujeto que ve; a lo mejor estará satisfecho, como el ave de rapiña después del banquete, pero orgulloso, le juro por esta Patria que todavía no logro entender, orgulloso nunca lo va a estar”.
Fidel Herrera tuvo la oportunidad de que los veracruzanos lo recordáramos con cariño, pero se le hizo fácil vendernos a los Zetas por 12 millones de dólares; se le hizo fácil saquear al estado para enriquecerse él y los suyos y para colmo nos heredó a Javier Duarte, el más cínico de todos los ladrones que hayan pisado Palacio de Gobierno. Fidel Herrera debe seguir vivo para darse cuenta como se convierte en una miasma hedionda; debe seguir vivo para recibir de muchos nuestro indecente regocijo.